Guido Echeverri Piedrahíta, senador de la República.

Foto | Archivo | LA PATRIA Guido Echeverri Piedrahíta, senador de la República.

El senador Guido Echeverri Piedrahíta ya había anunciado que no aspiraría a la reelección para continuar ocupando la curul por Caldas.

Sin embargo, eso no significa que se apartará de la política. LA PATRIA dialogó con el exgobernador de Caldas este jueves (18 de diciembre) para saber a quién apoyará para las próximas elecciones y qué les deparará a los nuevos congresistas.

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-No seguirá en el Senado, pero hará campaña para las elecciones al Congreso del 2026, ¿a quién apoyará?

También estaré en campaña porque voy a respaldar a los candidatos de mi partido En Marcha. Estaremos recorriendo el departamento intentando aclimatar nombres y propuestas favoreciendo a Juan Fernando Cristo y mirando el panorama que se viene a mediano plazo. Uno de la política no se retira. Soy un político en el sentido griego, los griegos decían que el ciudadano tiene la obligación de vincularse con los temas de la ciudad, del entorno, más allá del propio ámbito personal. En ese sentido uno tiene que seguir interesado en la política, interviniendo, participando en los debates, dando alguna opinión cuando alguien se la pida, porque si uno no hace política la padece. Y es mejor hacerla intentando cambiar las cosas desde el ámbito que uno piense que se pueden cambiar sin ser sujeto pasivo de lo que ocurra en lo social, colectivo, público y político en general.

 

-¿A qué candidatos acompañará en esta contienda electoral?

Acompaño la precandidatura de Juan Fernando Cristo que hace parte del Frente Amplio. Él seguramente irá a una consulta en marzo. Se me dirá con otros candidatos que harán parte de esa consulta e intentará la segunda vuelta en medio de las dificultades de un panorama electoral tan complejo y tan incierto. En Caldas estamos esperando instrucciones del partido para saber qué candidatos vamos a respaldar. Obviamente hablaremos con ese candidato para que él garantice un buen trabajo parlamentario y una vinculación fuerte con la región desde la perspectiva de lo que ya se puede hacer por el departamento y por estos municipios.

 

-Las coaliciones reinan en Senado y Cámara, y el candidato del Partido En Marcha también usará ese mecanismo para llegar a la Presidencia. ¿Cómo ve el panorama rumbo a la Casa de Nariño?

En democracia las cosas siempre son inciertas y si no fueran así no habría democracia porque la opinión pública es impredecible. Las encuestas, por ejemplo, son la fotografía de un momento, pero no obligatoriamente una encuesta expresa la realidad que va a ocurrir o que se va a dar en un mediano o corto plazo. En este momento hay muchos candidatos, más de 100. Sin embargo, vemos que se han venido organizando en grupos. Por ejemplo, ayer (17 diciembre) varios del centro derecha como David Luna, Juan Manuel Galán, Mauricio Cárdenas, Daniel Oviedo y otros más coincidieron en que van a sacar un solo candidato después de la consulta y del Frente Amplio también quedará uno solo. Entonces es posible que a primera vuelta lleguen seis o siete candidatos y eso irá aclarando el panorama.

 

-¿Qué tanto afectará a los candidatos la ausencia de encuestas para esta jornada electoral que se aproxima?

La ausencia de encuestas no permite medir el día a día lo que está pasando con el pálpito de la gente en torno a temas electorales. A medida que pase el tiempo, entre enero y febrero, veremos pocos candidatos que estarán dispuestos a ir a consulta y se irá sirviendo la decisión que permitirá escoger entre cuatro o cinco candidatos en primera vuelta, para luego elegir entre dos que lleguen a la segunda vuelta.

Esa ley exageró un poco las restricciones para efectos de hacer encuestas. Sí creo que las encuestas había que reglamentarlas. Existía una gran anarquía en esa materia. Pero la ley se fue más allá y terminó siendo muy restrictiva y eso va en contravía de la democracia en el sentido de que la gente no tiene derecho a la información y uno pensaría que una opinión madura vota cuando tiene datos, información y una orientación derivada de la manera como está opinando la gente en torno a ciertos candidatos.

 

-Hubo una época en la que Caldas contó con cinco senadores, ¿cree que el 2026 repetiremos ese escenario o solo alcanzaremos una como en su caso?

Hay que recordar que los candidatos al Senado antes eran por jurisdicción departamental. Es decir, que por los senadores se votaba igual que por los de Cámara. Luego vino la reforma constitucional que estableció jurisdicción nacional para votar por senadores. Eso implica que departamentos de más población tengan más acceso a muchos candidatos y se elijan más senadores.

Es importante que la elección de senadores sea por circunscripción nacional, porque eso permite, por ejemplo, crear liderazgos nacionales. No obstante, eso afecta a departamentos pequeños como Caldas o como Quindío que no tiene senadores. Y ni que hablar de los departamentos de la periferia: Vichada, Vaupés, Casanare  que difícilmente cuentan con un senador.

Lo que hay que mirar son esos liderazgos que se plantean como candidatos para escoger uno que haga la tarea desde su labor como congresista y que tome la voz también de los territorios, como lo hace un representante a la Cámara. Es decir, hay que hablar con candidatos que asuman serios compromisos con la región y que de paso también cumplan las obligaciones que tienen como candidatos a Senado.

 

-¿Qué pendientes heredarán los nuevos congresistas?

Hay un tema que a mí me causa mucho interés y es el del Sistema General de Participaciones que tiene que ver con la Ley de Competencias que presentó este Gobierno. Esa ley iba a ser fundamental en el camino de garantizar para Colombia un Estado más descentralista, con más autonomía de entidades territoriales, con más financiación para municipios y departamentos, más cercano a la comunidad, menos robusto a nivel nacional y más fuerte en el nivel territorial y local.

Los temas de la salud se seguirán discutiendo al igual que los de la paz teniendo en cuenta los fracasos de este Gobierno con la paz total y del avance de los grupos ya no únicamente guerrilleros, sino criminales.

Creo que el país debe acometer una gran reforma política electoral. La forma como se llega a estructurar el poder público en Colombia no es buena. Hemos creado una cantidad de complicidades entre la Contraloría, el Congreso, la Fiscalía y las altas cortes, que no le conviene al país para superar tanto problema de corrupción y de ineficiencia.

Osea, un Gobierno que entienda la necesidad de crear un marco institucional para un Estado más eficiente y más honrado, tiene que presentar una gran propuesta de reforma política y reforma electoral.