Foto | Freddy Arango | LA PATRIA
Soralba Cárdenas le vendió a Alexandra Jiménez una porción de frutas para complementar su alimentación.
LA PATRIA | MANIZALES
A Marcela* se le convirtió en una obsesión el bajar de peso. Tenía 15 años y las amigas de su grupo eran bastante estilizadas y la vivían alentando a adelgazar, pero no de la mejor manera.
De un momento a otro, ella empezó a autorrestringirse en las comidas y las cantidades de las mismas, sin más asesoría que la de sus propias compañeras de curso. Lo que al principio pareció exitoso, por poco le cuesta la vida.
Ella no paraba de pelear con su mamá, por cómo se alimentaba. Por más que la progenitora trataba de hacerle seguimiento, fuera de casa no lograba controlar lo que su hija comía.
Cuando menos pensó, una compañera de su hija la llamó a su oficina. Le contó que Marcela se había desmayado en el colegio y estaba siendo atendida en enfermería. Cuando llegó, estaban por trasladar a la adolescente al hospital.
En este último se determinó, dadas las condiciones de desnutrición de Marcela, que esta sufría de anorexia. Este trastorno alimentario provoca que la persona se obsesione con su peso y lo que ingiere. A partir de ahí pueden desencadenarse serios problemas de salud.
¡A buscar el equilibrio!
La nutricionista dietista Leany Blandón Rentería, actual subdirectora científica de la Fundación Colombiana del Corazón, habló de los peligros de no tener una alimentación balanceada. Lo hizo poco antes del Día Internacional sin Dietas (ayer), una fecha en la que distintas organizaciones alrededor del mundo instruyen a la población con el propósito de evitar regímenes alimenticios que atenten contra la salud.
Ella, que es estudiante de la maestría de Salud Colectiva en la Universidad de Antioquia, dijo que el principal problema de las personas es que no saben cuáles son sus requerimientos alimenticios.
"Se pasan al consumo de grandes cantidades de productos, que no deben ser la base de la alimentación. Hoy la industria nos está llevando a ingerir más harina, más grasas, más azúcares", criticó.
Dijo que lo ideal es encontrar un equilibrio en este aspecto, que no se debe comer desde la emoción o por un contexto cultural. Mencionó que se tiene que buscar acompañamiento nutricional para saber qué es lo que necesita cada uno.
"Tampoco conocemos las cantidades adecuadas que requerimos de manera individualizada. Comemos hasta pasarnos y no hasta estar saciados. Comemos sin una conciencia fisiológica, que es lo que se necesita", subrayó Blandón.
Infografía | EFE | LA PATRIA
Sin temor
La idea, según la nutricionista, es que la gente aprenda a comer sin temor, lo que se logra cuando se conoce qué es lo que se necesita de manera particular.
"La gente entra en pánico, por ejemplo, cuando se va a subir el pantalón y no lo logra, cuando este no le cierra. Ahí se asustan y empiezan a hacer dieta, sin un acompañamiento especializado. Eso no se debe hacer", insistió.
Blandón agregó: "Lo ideal es buscar un profesional de la nutrición que estudie cuánto es lo que requiero, de acuerdo con mi realidad, mis gustos, mi economía, mis metas, mis posibilidades".
No hay que buscar al profesional de este tipo solo cuando se tiene una enfermedad o cuando se va al gimnasio. Como se visita al odontólogo, al menos cada año; así se debería visitar al nutricionista.
Más recomendaciones
La profesional recomendó incentivar, desde los entornos educativos, hacia una alimentación balanceada, todo desde una realidad emocional; que aleje de los azúcares y los productos ultraprocesados.
"La falla en la alimentación actual es el alto consumo de productos industrializados. Es que más del 80% de los productos que tenemos en nuestros hogares son empaquetados, transformados, etc".
La experta agregó: "Hay que ver que lo natural, que lo que viene de la tierra, puede favorecernos más. De ahí la idea de la ingesta abundante de frutas y verduras, de pescados, de aves. Con eso se logra un mayor equilibrio que con una sopa prelista, por ejemplo. En los procesos que les hacen, suelen perder los componentes nutricionales".
La invitación puntual de Blandón pasa por consumir cerca de 400 gramos de frutas y verduras al día, ello trae consigo la disminución del riesgo cardiovascular y el peligro de avanzar en enfermedades tan graves como el cáncer.
"No tienen que ser las más caras o extrañas, puede usarse el tomate, la cebolla, la zanahoria y otras tan populares. Pueden ser de temporada. Hay que aprender a usar también semillas como las de girasol, la cebada, el ajonjolí, entre otras".
Para Blandón, se va en contra de la propia salud cuando se hacen ayunos tan largos. Instó a comer varias veces al día, de acuerdo con las necesidades que se tengan, a partir de cómo se viva.
"No alimentarnos bien, a las horas adecuadas, nos lleva a no tener energía para realizar las actividades, nos lleva a desarrollar dolor de cabeza. También hay que aprender a moderarse, a elegir las cantidades".
La experta llamó a entender que el azúcar no es necesaria, que no hace parte de nuestra canasta básica familiar. Puntualizó que a la gente le cuesta dejarla, porque genera adicción.
Esta, como la sal, "no aporta ni vitaminas ni minerales; tampoco aceites esenciales para el cuerpo. Solo riesgo cardiovascular, resistencia a la insulina, obesidad y otros problemas. Se puede dejar paulatinamente. Lo ideal es no pasar los 50 gramos diarios de azúcar", concluyó.
*El nombre de la protagonista de la historia se cambió por solicitud de la fuente.
Con la actividad física
"Hay que cogerle amor a algo que nos emocione, que nos permita estar activos. Hay que manejar el concepto de salud, desde el cuidado del cuerpo. Se vale salir a caminar, bailar, montar bicicleta, nadar, etc.", dijo Leany Blandón Rentería, nutricionista dietista.
Conscientes
Algunos ciudadanos reconocen la importancia de las frutas en la alimentación:
Natalia Bermúdez
Las frutas ayudan a la salud. Sobre todo la naranja, que tiene vitamina C para las defensas.
Wilson León
Las frutas son buenas por los nutrientes que aportan, por la energía que deja para los niños.
Alexandra Jiménez
Estoy entrando a un estilo de vida más saludable.
Lo editorial
Leany Blandón Rentería es coautora del libro Aprender a comer vitamina N, tu aporte al cambio climático. Con este pretenden generar conciencia y enseñarnos a alimentarnos naturalmente, sin un impacto o huella tan fuerte en el medioambiente.
"La gente debería leer el libro para tener una buena fuente de información. Es que muchas veces se ponen a seguir gurús e influencers en redes sociales, estos sin ninguna responsabilidad o formación", dijo Blandón.
Otros profesionales, con recorrido académico y científico, también participaron en la construcción de este libro. No pretenden presentarlo como una única guía alimenticia, pero sí como un sugerente nutricional.
"La idea es que la gente aprenda a tener un equilibrio en la alimentación, teniendo un cuidado especial del planeta", insistió la profesional.