Santiago y Marlon son los encargados de la logística en cada clásico entre La Mechita y Los Verdolagas.

Fotos | Cortesía | LA PATRIA

Santiago y Marlon son los encargados de la logística en cada clásico entre La Mechita y Los Verdolagas.

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Este castillo no tiene mazmorras ni patíbulo, tampoco hace falta un ejército para detener a los revoltosos. Es un castillo contemporáneo en donde los aficionados de cualquier equipo de fútbol van a disfrutar o a lamentarse por la suerte del combinado que apoyan, y saben que es una fortaleza, en donde no temen por sus vidas y pueden festejar el gol sin esperar un insulto o una agresión.

Es El Castillo, una discoteca ubicada en la carrera 7, en el parque principal de Supía. Su propietario, Juan Carlos Ramírez, encontró en su negocio una oportunidad para que los hinchas compartieran en paz. Allí no importa el color de la camiseta y en cada mesa varían los colores de ellas.

El comerciante asegura que hace cinco años le surgió la idea, junto con aficionados de los clubes que más seguidores tienen en el Municipio de Las Colaciones, de abrir un espacio de jolgorio y en donde no hubiera miedo por posibles riñas.

Cada uno se comprometió a llevar a su gente en paz y sin importar el marcador, regresar a casa tranquilos y en paz.

Son los clásicos Nacional - América los que más gente atraen y los que más hinchas tienen en Supía. El pasado 23 de septiembre se vivió una vez más la fiesta, con camisetas verdes y rojas, banderas e himnos de cada combinado y los escudos adornando la entrada al negocio.

Cada combo tuvo su espacio para entonar las canciones del equipo de sus amores y luego para gritar los goles mientras los otros aplaudían. Al final, el 4-1 de La Mechita dejó felices a los Diablos y cabizbajos a los verdolagas, pero son los gajes del fútbol. Unos ríen, otros lloran, y la vida continúa.

Y aunque paisas y caleños son los que más presencia hacen, también es normal ver a los hinchas de Once Caldas, Millonarios o Independiente Medellín. Cualquier camiseta es bienvenida y es normal ver a hermanos, padres o amigos haciendo fuerza por el adversario.

Juan Carlos asegura que cantando, los aficionados queman la adrenalina y la hermandad nunca ha faltado. Reconoce que no falta el que se apasiona mucho, pero fácilmente se tranquiliza y continúa el juego. La Policía es un saludo a la bandera y no es porque no acuda a velar por la tranquilidad de la gente, sino porque su intervención no ha hecho falta en estos cinco años .

Hay que vivir el fútbol en paz y entender que es solo un deporte. En la casa nos están esperando y no veo por qué tratar mal a otra persona. Si no existiera América, Nacional no sería grande, y si Nacional no existiera, América no sería grande”, dice el comerciante.

Los líderes de las bandas

Santiago Rincón Cuesta y Marlon Melán Marín son amigos de toda la vida y ambos son comerciantes en Supía. Los diferencia la afición del primero por el Verde, y del segundo, por el Rojo.

Santiago cuenta que desde muy niño ve los partidos de Nacional, motivado por sus abuelos y su padre, Leonardo, quien es hincha de todos los equipos. Ver los desfiles y el color verde, que le inspira cosas bonitas, lo fue motivando a seguir al equipo y a ser ahora un líder de la barra.

Marlon es de origen tolimense y su familia siempre vendió la famosa lechona en el Pascual Guerrero. Su abuela Elvia (que en paz descanse) se convirtió en una entusiasta seguidora de los Diablos Rojos y viéndola emocionarse con el combinado caleño, le fue cogiendo amor.

Él se fue a vivir por un tiempo a Estados Unidos y cuando regresó a Supía, vio que los Verdolagas tenían un grupo bien conformado para ver los partidos, por lo que le surgió la idea de hacer lo mismo con los suyos y dialogó con Michael Sánchez, líder de la barra. Así conformaron el otro combo.

Posteriormente quisieron dar ejemplo y entraron en sintonía con el propietario de El Castillo. Dialogaron y decidieron armar el carnaval en cada clásico que se disputara, con el objetivo de llevar un mensaje de paz a todo el país, de demostrar que una camiseta no es motivo para matar a otro hincha.

“Aprendamos a ser amigos. Por más que haya diferencia entre los colores de los equipos, tratemos de estar unidos y de ver las cosas por el lado bueno, no ponernos a discutir por bobadas o insultar al otro porque su equipo es más chico o no tiene títulos. Lo bonito es vivirlo en paz, disfrutar y respetar al otro”, dice Santiago.

“El fútbol hay que vivirlo en paz, es una pasión, un deporte bonito. No es necesario ir a golpearse con otro por el color de la camiseta, por un gusto diferente. Se viven momentos bonitos y tristes, pero esto es para estar con la familia y divertirse. Sería muy maluco que todos tuviéramos los mismos gustos, hay que aprender a compartir”, añade Marlon.

Marlon el artista

Marlon es dibujante y es el encargado de llevar los escudos de los equipos que van a jugar el clásico, los que adornan la entrada al bar.

Sin líos

Juan Carlos sostiene que en cinco años que llevan organizando eventos para ver partidos, nunca han tenido problemas.