De nuevo la comisión de concertación salarial se volverá a reunir mañana, en busca de un acuerdo que permita que este año sí haya un consenso del incremento del salario mínimo para el 2026.

Por ahora las distancias se mantienen, ya que mientras los representantes de los trabajadores pujan por un aumento del 16%, los gremios piden que no se pase del 7,21%.

En la sesión presidida por el ministro del Trabajo, Antonio Sanguino Páez, se recibieron los informes del DANE, DNP, Banco de la República, ministerios de Hacienda y Comercio, así como estudios y proyecciones de las centrales sindicales CUT y CGT y propuestas de las
confederaciones de pensionados.

Llamados

En medio del buen ambiente que hasta ahora persiste, empresarios y analistas económicos advierten sobre el riesgo de que se vayan a presentar nuevamente incrementos desbordados, tal y como sucedió el año pasado, cuando el ajuste fue del 9,54%.

De esta forma el salario mínimo para este 2025 se ubicó en $1 millón 423 mil 500, el tercer ajuste más alto en la historia del país.

Con el auxilio de transporte se incrementó el salario mínimo a $1 millón 623 mil 500.

Alzas, otro riesgo

Un estudio de la firma Crowe Co, con respaldo de la Cámara de Comercio de Manizales, alertó con respecto a que el nuevo modelo salarial impulsará alzas automáticas en arriendos, matrículas y aportes sociales. Economistas y empresarios locales advierten que enero será un mes de reajustes para hogares y Pymes.

Lo anterior con la entrada del llamado salario digno, la propuesta del Gobierno que llevará el Gobierno a la mesa durante la segunda semana de negociación con gremios y centrales obreras, y que promete bienestar, pero que podría poner en aprietos las finanzas de las familias y microempresas de la ciudad.

El estudio advierte que el impacto del aumento no se medirá en porcentajes, sino en liquidez real. Según el informe, al menos 30 cobros y tarifas indexadas al salario mínimo se reajustarán de forma automática desde enero, afectando la capacidad de gasto de los hogares y la caja de las Pymes.

Para el socio BPO de la firma y autor del informe, Guillermo Berrío, el país enfrenta un efecto dominó financiero que golpeará simultáneamente a familias y empresas. En sus palabras, “más allá del incremento final, el verdadero desafío será sostener la liquidez. En ciudades como Manizales, donde predomina la microempresa, el margen de maniobra es mínimo”.

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Situación en Manizales

De acuerdo con la Cámara de Comercio de Manizales por Caldas, el 93% de las empresas registradas en la ciudad son micro y más del 70% de los trabajadores formales ganan entre uno y dos salarios mínimos. Esta estructura económica, basada en el comercio, los servicios y la construcción, es especialmente vulnerable a los incrementos de doble dígito.

En sectores como gastronomía, comercio y servicios personales, donde la rotación laboral es alta, cada punto adicional de aumento puede traducirse en menos empleos formales o en la reducción de turnos.

"En una ciudad donde la productividad crece lentamente y los costos fijos ya absorben buena parte de los ingresos, ese margen puede marcar la diferencia entre sostener la nómina o reducirla", dice el estudio.

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Salario digno y los efectos reales

El Gobierno nacional ha defendido este nuevo concepto como un paso hacia la justicia económica y la reducción de la desigualdad, alineado con los principios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Sin embargo, los gremios empresariales —Andi, Fenalco y Acopi— insisten en que la fórmula vigente, basada en inflación más productividad, es la única que garantiza equilibrio técnico.

En octubre, la inflación anual se ubicó en 5,51%, según el DANE, mientras la productividad laboral cayó –0,32 %, lo que deja un rango de aumento cercano al 7%.

No obstante, el Ejecutivo propone un ajuste superior al 10%, argumentando que el país debe avanzar hacia un ingreso que cubra las necesidades básicas de los trabajadores.

Para Manizales, el debate se traduce en un reto práctico: no se trata solo de cuánto sube el salario, sino de cómo sostenerlo sin frenar la contratación. “El llamado ingreso digno es una meta deseable, pero sin productividad real puede terminar empujando a las Pymes hacia la informalidad”, explica Berrío.

Ante ese panorama, los expertos recomiendan anticiparse. Revisar contratos, calcular los nuevos valores de aportes y ajustar presupuestos familiares son acciones urgentes antes del 10 de enero. Para las empresas, planear la caja y priorizar liquidez sobre expansión será clave durante el primer trimestre de 2026, dice el estudio.

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