Consultor en Gestión Estratégica e Innovación Pública.

Felipe Olaya Arias, consultor en Gestión Estratégica e Innovación Pública.

Autor

Por Felipe Olaya Arias

@olayafelipe

Columnista invitado de LA PATRIA 

 

Imagínese asistir a clases junto a estudiantes de Asia, Europa y África mientras perfecciona su inglés en países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido o Malta. Esta escena, que podría parecer lejana, es hoy una realidad cada vez más común para miles de jóvenes latinoamericanos que acceden a programas de formación internacional gracias a becas, ayudas financieras y convenios interinstitucionales.

Según datos de la UNESCO, más de 140.000 estudiantes latinoamericanos cursaron estudios superiores en el extranjero durante 2023. Una proporción significativa de ellos inició su trayectoria académica a través de programas de inmersión lingüística, lo cual no solo facilitó su ingreso a universidades de prestigio, sino que también fortaleció su empleabilidad y su capital social y cultural.

Las oportunidades son reales. Por ejemplo, en el Reino Unido, desde 1983, el programa Chevening —financiado por el Foreign, Commonwealth & Development Office (FCDO)— ha otorgado más de 55.000 becas a líderes emergentes. Solo en 2023, más de 1.500 estudiantes internacionales accedieron a estudios de posgrado completamente financiados. En América Latina, países como Colombia, México, Chile y Perú han sido protagonistas. Las becas cubren matrícula, manutención, tiquetes aéreos y seguro médico, y exigen excelencia académica, compromiso con el liderazgo y vocación de impacto social.

Canadá se ha consolidado como otro destino atractivo, con más de 40.000 estudiantes latinoamericanos matriculados en 2023. Universidades como UBC, McGill o Toronto ofrecen programas de inglés (ESL) y becas que cubren desde la matrícula parcial hasta el alojamiento.

En Estados Unidos, el Departamento de Estado financia becas como la Benjamín A. Gilman Scholarship, que ha beneficiado a más de 41.000 estudiantes, priorizando a jóvenes de bajos ingresos y de grupos minoritarios. Además, el programa Fulbright English Teaching Assistant permite a profesionales latinoamericanos enseñar español mientras perfeccionan su inglés en entornos académicos. El British Council publica regularmente convocatorias para estudiar inglés en el Reino Unido, con beneficios como exoneración de matrícula, becas parciales y apoyo logístico. Malta también se posiciona como destino emergente: en 2023 recibió a más de 87.000 estudiantes internacionales de idiomas.

¿Cómo acceder a estas oportunidades?

Aunque cada convocatoria tiene requisitos específicos, existen criterios comunes: buen rendimiento académico, cartas de recomendación, dominio intermedio del inglés (o disposición para aprenderlo) y experiencia en liderazgo o compromiso social.

Programas como Chevening o Fulbright requieren planificación anticipada, ya que los procesos pueden durar entre 8 y 12 meses. Por ello, es clave informarse a través de fuentes oficiales y contar con asesoría institucional confiable.

También es fundamental conocer los requisitos migratorios de cada país. Por ejemplo, Canadá exige visa de estudio para programas mayores a seis meses. En Estados Unidos, la visa F-1 permite estudiar y trabajar parcialmente bajo ciertas condiciones, y en el Reino Unido, la visa Tier 4 autoriza trabajo hasta por 20 horas semanales.

Verificar que las instituciones estén debidamente acreditadas es esencial. En Colombia, el Ministerio de Educación ha recibido quejas por programas que no cumplen estándares mínimos para la convalidación de títulos. Esto evidencia la necesidad de actualizar la normativa nacional para garantizar calidad y prevenir fraudes académicos, especialmente en maestrías ydoctorados.

Más allá del idioma: la experiencia de ser ciudadano global Desde mi experiencia como estudiante en el extranjero, considero que lo más valioso no es solo el idioma ni el título, sino la transformación personal.

La inmersión cultural permite desarrollar empatía, pensamiento crítico y respeto por la diversidad. Además, facilita la construcción de redes internacionales que abren puertas académicas y laborales, y que nos dejanamigos para toda la vida.

Estudiar en el exterior no solo es una experiencia académica; también es una oportunidad para promover la integración internacional, la justicia educativa y la ciudadanía global. Para que más jóvenes latinoamericanos accedan a estas oportunidades, es imprescindible que los gobiernos, las universidades y los organismos multilaterales trabajen de forma articulada, asegurando calidad, equidad y acompañamiento integral.

* Consultor en Gestión Estratégica e Innovación Pública.

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