El trabajo en grupo fue clave para reaccionar a tiempo y sin poner en peligro a los afectados.

Fotos | Luis Fernando Trejos | LA PATRIA

El trabajo en grupo fue clave para reaccionar a tiempo y sin poner en peligro a los afectados.

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Vísteme despacio que tengo prisa, reza el viejo adagio. Una estrategia que supieron aplicar al pie de la letra los socorristas que salvaron las vidas de cinco empleados del hotel el Nido del Cóndor, quienes quedaron atrapados en una góndola el pasado miércoles a 250 metros de altura.

La emergencia se presentó en la vereda Papayal, a 17 kilómetros del casco urbano de Villamaría, hacia las 6:30 a.m.. Cuando estas personas intentaban cruzar, como todas las mañanas, desde la carretera a la meseta donde se ubica el glamping, se reventó una guaya y la cabina quedó suspendida de una sola cuerda. En su afán por salvar sus vidas, lanzaron al río la mercancía que transportaban.

A las 6:59 de la mañana, el Cuerpo de Bomberos de Villamaría recibió el llamado de auxilio, según explicó el sargento Juan Camilo Ocampo. Empacaron equipos y se activó un dispositivo de emergencia con distintas entidades de Manizales y de Caldas.

Destacó que la asesoría de Juan Pablo Ángel, gerente del Cable Aéreo de Manizales, y uno de sus ingenieros fue de suma importancia, quienes brindaron un diagnóstico del estado del sistema y las recomendaciones, que consistían en no sumar peso, es decir, se tornaba imposible que un rescatista pudiera llegar a la góndola.

“Uno siente el deber cumplido sobre esas acciones que realizamos. El 70% de quienes estuvimos ahí somos voluntarios que trabajamos con la satisfacción del deber cumplido, saber que estas cinco personas están bien nos da la satisfacción de que hacemos el trabajo bien y con amor”, indicó Camilo.

Se empezaron a barajar opciones. Pensaron en un helicóptero, pero cuando por fin se consiguió, lo descartaron por la turbulencia que podría generarse, las complicaciones del terreno, las condiciones climáticas y el peligro que representaba para tripulantes del Black Hawk y las víctimas.

El plan B sonó más y consistía en el uso de drones para extender un sistema de poleas conocido como trolley. Los primeros aparatos no daban la capacidad de carga para transportar el nailon que llevaría las cuerdas. La Policía facilitó uno que sufrió fallas técnicas y se cayó.

Luego llegó la idea de pedir asistencia a la Chec y fue cuando aparecieron Cristian Camilo Serna, piloto de drones y coordinador del Centro de Excelencia de drones de la empresa de energía. Tras obtener la autorización, acudió con Ariel Bustamante, gerente de la empresa Taclla, quienes con su experiencia en manejo de estos aparatos, se echaron al hombro la responsabilidad de extender la línea de vida.

Ellos se dedican a extender redes eléctricas. Fue un trabajo de paciencia y los intentos fallidos siempre que se rompía el nailon, no fueron motivo para frustrarse. Primero se efectuó el vuelo para trazar una ruta, luego se entregaron los radioteléfonos.

Posteriormente, se enviaron las manilas o líneas de la vida y se logró el paso de Juan Camilo Chaparro. Ante la llegada de la noche, optaron por enviar de a dos arneses para sacar a igual número de personas. Un dron iluminaba mientras otro transportaba.

Así, con paciencia y siendo conscientes del riesgo que se cernía sobre los ocupantes, lograron sacar a Marleny Patiño y a Natalia Vidal, debido a que eran las más afectadas psicológicamente. Después fue el turno de Mónica Sánchez y de Cristian Cuervo.

Debido a que halar la cuerda representaba un esfuerzo extenuante, se decidió que estos últimos dos debían también salir en pareja. Cuervo cuenta con experiencia y educación en trabajos de altura, lo que fue una ventaja a la hora de usar los arneses y abandonar la góndola.

Cristian Camilo, quien lleva siete años manejando drones, también es parapentista y aeromodelista. Todo esto lo convirtió en la oportunidad para ser uno de los tantos héroes anónimos de la jornada.

Luis Fernando López, director de la Fundación Búsqueda y Rescate SerByR, especificó que hace siete años se encargan de realizar los rescates en el sistema del cable aéreo de Manizales. Dijo que la experiencia en la atención a empleados que realizan mantenimiento y el entrenamiento constante son sus virtudes.

Hasta Papayal llegó su equipo con las herramientas necesarias para efectuar el rescate. Sabía que era un reto grande, el cable que sostenía la góndola les representó un desafió, pero lograron sortearlo con intento tras intento y el trolley funcionó como confiaban.

En agosto del 2021 tuvieron una experiencia parecida, cuando rescataron a los usuarios que quedaron atrapados en las telesillas del Recinto del Pensamiento, aunque esa vez, la altura no era de 250 metros y tampoco estaban varados a 235 metros de tierra firme.

“En Manizales hay una dinámica importante de trabajo en equipo por 30 años de compartir en emergencias, hay un gran nivel técnico de voluntarios y socorristas, con humildad y certeza lo digo. Experiencias en sismos, avalanchas y deslizamientos nos han generado un cúmulo de conocimientos que nos permiten tomar decisiones importantes para salvar vidas”, puntualizó López.

Al final, con paciencia para hacer todo bien y sin fallas, calculando cada movimiento y siendo conscientes del peligro que corrían los cinco afectados, los cuerpos de socorro y la comunidad pudieron celebrar y recuperar la tranquilidad. Fueron 18 horas de una pesadilla de altura.

 

Apoyo psicológico

Dayana Celis, psicóloga de la Alcaldía de Manizales, fue una de las encargadas de brindar apoyo a las personas atrapadas. Constantemente se comunicaban con ellas para saber cómo estaban y acompañarlas en esa odisea. Una vez en tierra también les brindaron ayuda para enfrentar el estrés postraumático.

Explicó que luego de que el primer rescatado pisó tierra, era normal que sintiera que aún estaba allí atrapado, y esto podría tardar una semana en desaparecer. De continuar y de aparecer pesadillas, sería necesaria la atención profesional.

Así mismo, Celis mencionó la importancia de que la familia no estuviera cerca para evitar generar ansiedad. Sin embargo, al momento de la llegada, se convierte en clave para sentirse rodeado y apoyado.

 

Los que participaron

Cuerpo de Bomberos de Villamaría, Cuerpo Oficial de Bomberos de Manizales, Policía, Ejército, Cable Aéreo de Manizales, secretarías de Gobierno y de Salud de Manizales, Defensa Civil, Cruz Roja, UGR de Manizales y Caldas, Chec y ByR.