Manizales, una cuadra -la de la calle 51 con carrera 24- y múltiples disputas. A un lado cientos de personas emprenden una carrera contra la muerte. Al otro extremo cuatro familias garantizan su supervivencia desde el trabajo informal.

"Clínica Ospedale

Manizales por tu bien":

Se lee en las letras azules y grises que sostiene una fachada blanca sobre quienes han decidido esperar en las escaleras de ingreso alguna noticia, cita u hora de visita. Pintaditos, milos, maicenas, empanadas, pan de queso, tortas de carne y sánduches los traen de vez en vez a la acera paralela.

Mini Johana Ospina Martínez llegó de Chinchiná (Caldas), y asegura que desde hace muchos años frecuenta el lugar porque es usuaria de Ospedale.

Son las 11:20 a.m., es jueves 9 de octubre de 2025 y se acaba de habilitar el horario de visitas, que va hasta la 1:00 p.m., y luego de 3:00 p.m. a 5:00 p.m. Mini Johana está sentada en una silla blanca de pasta, al frente de la clínica. En una mano sostiene un celular y en la otra un cigarrillo. ¿Qué opina de estos puntos de venta? Gira su cabeza a la derecha, expulsa humo por la boca y responde: "Están muy cerca, le facilita a uno muchas cosas en comida, en un tintico, o algo que no se tiene y no hay que desplazarse muy lejos".

Otras 10 personas se ubican en dos puntos de ventas contiguos a Mini Johana, consumen café y esperan con bolsos y sobres de manila.

8:30 a.m.

Hilda María Hernández Mejía.

Hay papas, roscas, maní, chocolates, bombones, bebidas refrescantes y café. Están donde Hilda María Hernández Mejía, quien trabaja de 8:30 de la mañana a 5: 00 de la tarde.

Durante su jornada llegan acompañantes de pacientes a comprar lo que necesiten para "calmar su hambre", porque, como lo indica Hilda María, la espera es larga. "Estamos para servirles a las personas en el momento justo y oportuno, porque ellos lo necesitan, por eso estamos en esta cuadra".

Hilda María tiene 69 años y hace 22 llegó a la calle 51 con carrera 24, la clínica Ospedale todavía era la clínica Versalles.

Hilda también tiene el pelo corto con visos rubios y la piel morena y un poco más tersa de lo que se le ve a la mayoría de personas de su edad. Su sonrisa es corta, y es lo primero que ofrece seguido de un "a la orden" cuando alguien se le acerca.

"Demasiada gente ha pasado por acá. Vienen de Medellín, Cali, Pácora, Anserma, de muchos pueblos, porque remiten a los pacientes a esta clínica", comenta Hilda María, quien reconoce que lo que más la impacta en su trabajo es saber que una persona ha muerto. "Uno hace mucha amistad; vienen, le cuentan, entonces uno se involucra en la vida de ellos y también le duele cuando fallece alguien".

Sin embargo, los nacimientos son motivo de alegría. Recuerda: "Niñas en embarazo vienen sobre el tiempo y nace el bebé en el taxi. Eso es hasta bonito, porque salen las enfermeras y los médicos a atender allí... le toca a uno ver muchas cosas".

Esta mujer no tuvo hijos y se siente agradecida porque su puesto, aunque pequeño, le ha dado para subsistir. "He vivido de esto, lo sigo haciendo y lo haré hasta que Dios me tenga acá para servirle a la gente".

5:00 a. m.

Jacqueline García Dávila

José Martín García se despidió de su natal Medellín para radicarse en Manizales. Aquí hizo vida y hace 30 años estableció un punto de venta. José Martín ya no está, murió en el 2023 a los 74 años, en la clínica Ospedale, la misma que lo vio madrugar para sacar adelante a su familia.

El medellinense empezó con un punto de frutas. Fue el método que encontró para sobrevivir, pues por su edad y su falta de formación académica no halló trabajo.

Los pasos de José Martín son evocados por Jacqueline García Dávila, su hija de 45 años, quien se sumó a las ventas en el 2005. Desde que murió su papá, junto a su mamá, se hizo cargo del puesto. "Yo trabajo un día y al otro mi mamá. Nos rotamos".

Antes de llegar a la calle 51 con carrera 24, Jacqueline laboraba en el área de servicios generales de la clínica Manizales. La falta de oportunidades y la enfermedad de su padre la empujaron a ocupar un lugar a las afueras de Ospedale. "Hoy en día no hay empleo y mucho menos si uno no tiene alguna profesión".

4:00 p. m.

Eucario Murillo Grisales

"Nosotros estábamos por el colegio San Luis, pero los ricos no quieren al pobre", afirma Eucario Murillo Grisales, quien define su estancia en la calle 51 con carrera 24 como una casualidad.

Él cuenta que cuando se fundó la clínica, en el 2001, los vendedores informales se posaron a la salida del nuevo centro de salud, pero el gerente les dijo: "No los quiero ver aquí en este murito. Pásense de aquí al frente, que eso también es la clínica".

Eucario comenzó a trabajar en el lugar en el 2006, "cuando Italia quedó campeona del mundial de fútbol", recuerda. A partir de esa fecha logró una zona fija, ya que desde el Gobierno nacional se le otorgó el permiso de uso del espacio público. "El negocio ha sido bueno, se sostiene uno, se sostiene el negocio", anota el hombre.

Su jornada empieza a las 4:00 p. m. y concluye a la 1:00 a.m. "Es un trabajo muy duro porque a veces nos tocan esos aguaceros, esos vendavales furiosos, pero hay que cumplir un horario".

Además de haber logrado estabilidad, Eucario genera empleo. A parte de su esposa, hija y yerno, dos jóvenes más están vinculados a las ventas.

"Es el sustento de toda la familia. De aquí le hemos dado estudio a la a las hijas, pagamos arriendos y también se paga el estudio de la nieta", concluye Eucario.

Por el uso del espacio público

*La dueña del cuarto punto de venta, por motivos de seguridad, prefiere no compartir su testimonio.

*Dos de los cuatro puntos cuentan con permiso para el uso del espacio público.

*Dos de los cuatro puntos están en proceso de adquirir el permiso.

*LA PATRIA intentó comunicarse con la Alcaldía de Manizales para conocer cómo avanza el control del espacio público en la zona, pero al cierre de esta edición no hubo respuesta.

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