
Cómo saber si un gato tiene fiebre es una preocupación común entre los dueños de mascotas. La temperatura corporal normal de un gato oscila entre los 38 y 39,2 grados centígrados, y cuando supera este rango, el felino tiene fiebre.
¿Su gato se comporta de manera inusual? ¿Está menos activo o muestra síntomas extraños? Detectar a tiempo una elevación de temperatura puede prevenir complicaciones de salud graves en su mascota.
Siga leyendo para concer métodos de identificación de fiebre en gatos.
En resumen
- Un gato con fiebre presenta cambios notables en su comportamiento como letargo, pérdida de apetito y busca esconderse, además de síntomas físicos como orejas y nariz calientes, pelaje erizado o respiración agitada que indican una temperatura corporal elevada.
- La temperatura normal de un gato está entre 38 y 39,2 grados centígrados y puede medirse con un termómetro digital rectal o de oído, aunque el método rectal ofrece mayor precisión y debe realizarse con cuidado usando vaselina para facilitar la inserción y mantener al gato calmado.
- Cuando un gato tiene fiebre persistente por más de 24 horas, temperatura superior a 40 grados, o muestra síntomas adicionales como vómitos o dificultad respiratoria, debe llevarse inmediatamente al veterinario para un diagnóstico profesional ya que puede indicar infecciones, inflamaciones o enfermedades graves.
Signos de fiebre en gatos
Los gatos no pueden comunicar verbalmente que se sienten mal, por lo que usted debe observar cambios en su comportamiento y condición física. Los felinos son expertos en ocultar el malestar, un instinto evolutivo para no mostrarse vulnerables ante depredadores. Por esta razón, es importante prestar atención a las señales sutiles que indican fiebre.
Los principales signos de fiebre en gatos son:
Cambios en el comportamiento
- Letargo o debilidad
- Falta de apetito
- Disminución en el consumo de agua
- Comportamiento aislado (busca esconderse)
- Menos acicalamiento
- Irritabilidad o incomodidad
Signos físicos
- Orejas y nariz calientes al tacto
- Pelaje erizado o desaliñado
- Respiración agitada
- Encías enrojecidas
- Aumento en la frecuencia cardíaca
- Temblores o escalofríos
- Ojos vidriosos o con secreciones
Cómo tomar la temperatura a un gato
La única forma precisa de determinar si su gato tiene fiebre es medirle la temperatura. Aunque tocar las orejas o la nariz puede dar una idea aproximada, estos métodos no son confiables.
Un gato puede tener la nariz fría y aun así estar con fiebre, o tener las orejas calientes debido al clima o por estar cerca de una fuente de calor.
Para obtener una medición exacta, existen dos métodos principales:
Con termómetro rectal
Este método proporciona la lectura más precisa de la temperatura corporal del gato.
- Use un termómetro digital (preferiblemente uno específico para uso veterinario)
- Aplique vaselina en la punta del termómetro
- Sujete a su gato con cuidado, puede envolverlo en una toalla para mayor seguridad
- Levante la cola y con suavidad inserte el termómetro en el recto aproximadamente 1-2 centímetros
- Mantenga el termómetro en posición hasta que suene (generalmente 30-60 segundos)
- Retire con cuidado el termómetro y anote la lectura
Con termómetro de oído
Es menos invasivo pero puede ser menos preciso que el método rectal.
- Utilice un termómetro auricular específico para mascotas
- Sostenga a su gato con firmeza pero sin lastimarlo
- Inserte suavemente la punta del termómetro en el canal auditivo
- Presione el botón y espere la lectura
Causas comunes de fiebre en gatos
La fiebre es una respuesta natural del cuerpo ante una infección o inflamación. Es un mecanismo de defensa que ayuda a combatir agentes patógenos, ya que muchos microorganismos no sobreviven a temperaturas elevadas.
Sin embargo, cuando la fiebre es alta o persistente, puede indicar un problema serio.
Las causas más frecuentes de fiebre en gatos incluyen:
- Infecciones bacterianas: abscesos, infecciones urinarias o respiratorias
- Infecciones virales: como leucemia felina, inmunodeficiencia felina o panleucopenia
- Infecciones fúngicas: menos comunes pero posibles
- Enfermedades inflamatorias: como pancreatitis o enfermedad inflamatoria intestinal
- Reacciones a medicamentos o vacunas: algunas pueden causar fiebre temporal
- Enfermedades autoinmunes: donde el sistema inmune ataca al propio cuerpo
- Neoplasias: algunos tipos de cáncer pueden manifestarse con fiebre
- Trauma o lesiones: que pueden infectarse
Cuándo llevar al gato al veterinario
No toda fiebre requiere atención médica inmediata. Un ligero aumento de temperatura durante un periodo corto puede ser parte de la respuesta inmune normal del organismo. Sin embargo, una fiebre persistente o muy elevada requiere evaluación profesional.
Las siguientes situaciones exigen consulta veterinaria:
- Temperatura superior a 40 grados centígrados
- Fiebre que persiste por más de 24 horas
- Fiebre acompañada de otros síntomas como vómitos, diarrea o dificultad para respirar
- Gatos muy jóvenes, ancianos o con enfermedades previas que presenten fiebre
- Si el gato muestra signos de dolor intenso
- Rehúsa comer o beber por más de 12 horas
El veterinario realizará un examen físico completo y podría solicitar pruebas adicionales como análisis de sangre, radiografías o cultivos para determinar la causa de la fiebre.
Qué hacer mientras espera la consulta veterinaria
Si no puede llevar a su gato inmediatamente al veterinario, puede tomar algunas medidas para mejorar su comodidad y evitar que la situación empeore. Es importante manejar la espera con cuidado, ya que algunos remedios caseros pueden ser peligrosos para los felinos.
Estas son las acciones recomendadas:
- Asegúrese de que tenga acceso a agua fresca en todo momento
- Mantenga al gato en un ambiente tranquilo y a temperatura agradable (ni muy frío ni muy caliente)
- No administre medicamentos humanos para la fiebre como paracetamol o ibuprofeno, ya que son tóxicos para los gatos
- Observe y anote los síntomas para informar al veterinario
- Si el gato está muy caliente, puede colocar una toalla ligeramente humedecida con agua tibia (no fría) sobre su cuerpo para refrescarlo
Nunca intente bajar la fiebre de un gato con baños de agua fría o alcohol, ya que esto puede causar hipotermia o intoxicación. Los medicamentos humanos como el paracetamol son extremadamente tóxicos para los gatos y pueden causar daño hepático severo o incluso la muerte.
La aspirina solo debe administrarse bajo estricta supervisión veterinaria, ya que la dosis para gatos es muy específica y el margen de error es mínimo.
Prevención de enfermedades que causan fiebre
Es más sencillo prevenir que tratar. La fiebre en gatos suele ser síntoma de enfermedades que, en muchos casos, pueden evitarse con cuidados adecuados. Una mascota sana tiene menos probabilidades de desarrollar infecciones y complicaciones que deriven en estados febriles.
Algunas medidas preventivas que pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades que causan fiebre en gatos son:
- Mantenga al día el calendario de vacunación
- Administre tratamientos regulares contra parásitos externos e internos
- Lleve a su gato a revisiones veterinarias periódicas
- Mantenga una buena higiene en su entorno
- Si tiene varios gatos, aísle a los que muestren signos de enfermedad
- Si su gato sale al exterior, supervise que no tenga contacto con animales enfermos o peleas que puedan causar heridas
Recuerde que, aunque la fiebre es un mecanismo de defensa natural, cuando es alta o prolongada puede causar daños en órganos vitales. Las temperaturas superiores a 41 grados centígrados pueden provocar daño cerebral, insuficiencia renal o hepática, problemas cardiovasculares e incluso la muerte.
Por eso, ante la duda, es mejor consultar con un veterinario.
La capacidad de detectar a tiempo si su gato tiene fiebre puede marcar la diferencia entre un tratamiento sencillo y una complicación grave. Los felinos son animales estoicos que tienden a ocultar el dolor y el malestar, lo que hace que muchas enfermedades pasen desapercibidas hasta etapas avanzadas.
Observe a su mascota regularmente y aprenda a reconocer su comportamiento normal para identificar cualquier cambio, por sutil que sea.
Si su gato padece fiebre recurrente, incluso después del tratamiento, podría indicar una enfermedad crónica o un problema inmunológico que requiere atención especializada. En estos casos, un veterinario especialista en medicina felina puede ofrecer un diagnóstico más preciso.
Para más información sobre cuidados felinos, puede consultar el sitio web de la Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales (WSAVA).