Petro debe estar mirando con mucha envidia lo que está sucediendo en México con la reciente elección de Claudia Sheinbaum, como presidenta de ese país,  quien es pupila de  Andrés Mauricio López Obrador, más conocido como “AMLO”. México tiene aproximadamente 130 millones de habitantes. A pesar de su tamaño y de su población, actualmente tiene muchas similitudes con Colombia, especialmente en lo que tiene que ver con el narcotráfico, la violencia y que los actuales presidentes son izquierdistas y populistas. 
AMLO, para atender la violencia, estableció la política de  “abrazos y no balazos” que ha sido  un fracaso. Los narcotraficantes, que son los principales generadores de la violencia de ese país, han crecido en su control territorial, lo mismo que en la  extorsión y las amenazas a la población. 
El negocio de los narcos mexicanos se está viendo afectado por el  consumo del fentanilo en los Estados Unidos, que es producido en ese país y que está reemplazando el consumo de cocaína y heroína. Por esta razón y gracias a su gran capacidad de intimidación, estos narcos se   apoderaron  de los contratos de obra pública de los territorios, con lo que están logrando  conservar  y aumentar sus ingresos. 
AMLO goza de una aceptación cercana al 70%  entre los mexicanos.  La logró gracias a los subsidios en efectivo que entrega a la población, con ataques a la libertad de prensa y con un manejo político   cercano al pueblo y, hay que decirlo,  poco democrático.  Vale la pena anotar que ha tenido acuerdos  con los otros partidos y que ha escuchado al sector privado. 
La recién elegida presidenta, Claudia Sheinbaum,   quien hizo parte de un grupo intergubernamental ambientalista que ganó el premio Nobel de Paz,  a partir del próximo 1 de octubre  entrará a gobernar un país  que además de las complejidades anteriormente descritas, goza de un alto crecimiento industrial, con una alta probabilidad de reemplazar a China en el movimiento económico de este país con  Estados Unidos. 
Pueden ser muchos los parecidos entre los gobiernos de México y Colombia; sin embargo, Petro tiene un nivel de aprobación que ronda el 30%.  No ha querido hacer acuerdos nacionales y menos escuchar al sector privado. No tiene mayores ejecutorias como gobernante y muchos de los indicadores económicos del país están en deterioro. 
El sentir de los colombianos es que perdimos el departamento del Cauca.  El sur del departamento del Valle y Cali están seriamente amenazados por los guerrilleros-narcotraficantes. Hay que aclarar que el departamento del Chocó hace mucho tiempo lo perdimos y este Gobierno ha hecho muy poco por recuperarlo. 
El gobierno presidencialista que tradicionalmente ha sido muy fuerte en nuestro país se ha desdibujado.  Mandatarios locales como los de las principales ciudades están en abierta oposición al Gobierno, lo que nunca antes había sucedido.  Este comportamiento se presenta no solo  por el estilo,  las malas maneras y la ideologización que quiere imponer el  presidente, sino también por su pobre capacidad de ejecución administrativa.  
Esta actitud de los mandatarios, a la que sin lugar a dudas se van a unir otros, se va a agudizar con el recorte presupuestal que tendrá que  hacer el Gobierno nacional.  El presupuesto para la vigencia del año 2024 fue mal elaborado y los ingresos fueron calculados con cuentas muy alegres. El “tijeretazo” terminará afectando las inversiones en los territorios, y un  presidente sin plata pierde su gracia.  
Desde hace un par de meses el principal discurso del presidente, en medio de las mentiras y la permanente confrontación, es la Asamblea Nacional Constituyente, que apunta a ser un “cuentazo”.  La propuesta de su posible convocatoria no tiene ni pies ni cabeza.  El mismo presidente no sabe qué es lo que quiere.  Todo apunta a que la está utilizando como un mecanismo de distracción. 
El presidente está desesperado. Quiere que su proyecto político continue después del 2026. Su posible candidatura a la  reelección está embolatada. Volviendo a la similitud con México, no tiene una Claudia Sheinbaum,  que goce de reconocimiento y credibilidad ante el pueblo colombiano  que lo  pueda reemplazar.
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El gran afán del presidente en la elección del nuevo rector de la Universidad Nacional, violando las disposiciones que se tienen establecidas para su nombramiento, con un claro abuso de poder y amenazas y ataques a los opositores, es que  considera que  los estudiantes de la Nacional pueden ser unos  actores  muy importantes en su “proyecto constituyente”,  así  su conformación y su  funcionamiento  no estén contemplados en nuestra Constitución.