(Estos son algunos fragmentos reorganizados del discurso que escribí para la entrega del premio Maestros que Inspiran, de la Alcaldía de Manizales y la Fundación Lúker. Un reconocimiento que exalta a las profesoras y profesores de Manizales que han logrado mejorar la calidad educativa en lectura y escritura).
Hablar de maestros que inspiran nos lleva a pensar en los propios. En mi caso, recordé a la profesora Yolanda, mi maestra de ciencias sociales entre cuarto y séptimo grado. Tenía una estrategia estricta: el “cuaderno de realidad social”. Cada semana debíamos leer una noticia, pegarla en el cuaderno y responder dos preguntas: ¿cuál es la idea central de la noticia? y ¿cuál es su opinión al respecto?
Años después veo con claridad lo que hacía. Con la primera pregunta nos enseñaba a leer; con la segunda, a argumentar. Yendo a lo íntimo, pienso que siguiendo una y otra vez la primera tarea me hice periodista. Y rebuscando en la segunda, abogado. Porque aprender a leer bien es aprender a movernos hacia adentro, poder luego elegir quién ser.
En Manizales Cómo Vamos llevamos meses intentando responder una pregunta: ¿cómo puede la ciudad mejorar en calidad educativa? Hemos hablado de una Manizales estancada en la prueba Saber 11. Tres de cada cuatro niños tienen dificultades en lectura y cuatro de cada diez en matemáticas. Solo uno de cada tres logra desempeños satisfactorios en todos los campos de la prueba -exceptuando inglés-.
En este tiempo reconocimos dos buenas prácticas aplicadas con éxito en otras ciudades. La primera: no hay calidad educativa sin que profesores, rectores y demás actores integren estrategias de mejoramiento en su día a día. Son ellos quienes hacen la diferencia, no solo en los planes institucionales - que incorporan nuevos materiales, pedagogías y mediciones- sino también en sus rutinas. Cómo reciben a sus estudiantes, cómo inician una clase, qué preguntas hacen y qué invitan a leer. Este premio celebra esos esfuerzos y agradece a quienes ayudan a construir una mejor ciudad.
La segunda lección es reconocer a quienes implementan estrategias de aprendizaje que, con evidencia, mejoran la calidad educativa. Premiarlos, exaltarlos y mencionarlos por hacernos mejores. Ese es el valor de este premio, que la Alcaldía de Manizales y la Fundación Lúker llevan a cabo. No es un gesto simbólico: es la estrategia misma, que premia lo que funciona.
Aprender a leer bien es movernos hacia afuera. Es el medio más humano para acceder a la palabra del otro. Leer nos mueve cuando entendemos, interpretamos o cuestionamos una idea dicha en la soledad de su escritura o en la tribuna de su divulgación. Al hacerlo, terminamos haciéndonos parte, asociándonos, militando, creando comunidad. Leyendo entendemos cuánto del otro habita en mí.
Los maestros que inspiran logran una sincronía con cada estudiante. Como la mía con la profe Yolanda, que no supe ver entonces. Esa sincronía es una búsqueda, un ensayo y error entre el gran mapa de posibilidades que es educar y educarse. Navegar ese mapa, en busca de inspiración, es posible haciéndonos transparentes en la lectura.
En esta idea de que leer bien nos mueve hacia adentro y hacia afuera, hay algo más. Ustedes, profes ejemplares, nos dan pistas sobre a qué dedicar muchas lecturas, a cuáles pocas y cuáles evitar. Un tema tan central ahora entre este montón de textos que circulan en internet y redes sociales. Ese es ahora el paso clave: leer nos ayuda a enfatizar y a descartar. A saber quién somos y quién, seguro, no queremos ser.
Por todo esto, este premio a las maestras que inspiran no sucede solo entre ustedes: sucede para toda la ciudad. Muchas gracias por inspirarnos.