Estimado Juan José
Con el fin de escapar, aun cuando sea solo por un momento, de la inacabable cantaleta en que se ha convertido la defensa de la tauromaquia de todos los aleves ataques que en su contra han resuelto volver moda, se me antoja pensar que sería bueno echarle una mirada retrospectiva a la historia para ver y recordar el porque el tema taurino ha perdurado en el tiempo; razón que a mi juicio no es otra que la sacralidad que ha sido connatural al Toro desde los principios de la civilización.
De siempre el Toro ha sido un símbolo de masculinidad, (concepto que hoy la juventud “progre” pretende infructuosamente hacer desaparecer) y tanto su figura como su ser conceptual representan la fertilidad y la potencia de la que ha hecho, históricamente, gala el sexo masculino. Tampoco olvidemos que desde la antigüedad este animal es el símbolo de la energía, la protección y la agresividad defensiva.
Dadas estas características de fuerza y potencia, el Toro ha sido tema principal dentro de muchas religiones antiguas, en las cuales se le veneraba como una deidad, como por ejemplo en la mitología Celta, sociedad en la cual un clan era juzgado por el tamaño de sus rebaños, ya que poseerlos era considerado un lujo y una muestra de poder terrenal y religioso, por lo que ellos representaban en sus vínculos con los dioses. En el antiguo Egipto los cuernos del Toro eran relacionados con el sol, el cual fue considerado como un dios: El Dios Sol. Los Druidas solían sacrificar Toros blancos durante sus rituales, quizá en busca de una cura para la infertilidad. Asociado a un gran Toro negro se encuentra el dios Donn que, según relatos antiguos irlandeses, lo consideraban el padre tanto de la nación como de todos sus habitantes Estas referencias, como ves mi querido Juan José, siempre citan la relación, la importancia y la trascendencia del Toro con las culturas occidentales (motivo por el cual, a mi modo de ver, la tauromaquia perdura entre nosotros)  y es por eso que hoy espero, aun cuando sea de forma somera, relatar apartes de la importancia del Toro en las culturas orientales, africanas e Hindús.  
Según relatos mitológicos chinos, es gracias al buey, que habitaba en el cielo, que la cultura china pudo sobrevivir en cierto momento de su devenir, dado que este ser sobrenatural, al ver como la humanidad moría de hambre decidió robar unas semillas mágicas del granero del emperador Jade y arrojarlas a la tierra, permitiendo que estas fueran cultivadas por el hombre para producir alimentos evitando así que la hambruna diese buena cuenta de la humanidad, Al descubrir el emperador Jade lo sucedido sacó al buey de los cielos y lo envío a la tierra para que su futuro fuera el de trabajar para servir a la humanidad.
El África no es la excepción en cuanto al simbolismo del Toro, vinculándolo a la riqueza, al poder y al sustento. Los Zulus, quizá la etnia africana más conocida en el mundo occidental dada la difusión que de ella hicieran los ingleses mientras gran parte de este continente fue colonia británica, valora al Toro y al ganado en general, no solo por su valor económico sino también por su significado espiritual, siendo el más reconocido el animal con la piel pigmentada de color blanco.
El la cultura Hindú, tenemos a Nandi, como el Toro que Shiva monta considerado el principal vehículo de Dios que de hecho es tenido como su compañero. Está también Indra, Rey de los Dioses y Señor del Cielo quien en el Rig Veda es alabado como un Toro. Recibe un abrazo de tu amigo. El Fraile. Añadido. Al fin entendí en que consiste el gobierno del cambio. Antes nuestros dirigentes nos decían verdades a medias y hoy con el cambio, solo nos dicen mentiras.