Estimado Juan José
La presentación de la selección femenina de soccer que brilló durante su participación en el mundial de football femenino en Australia y Nueva Zelanda, me puso a pensar en algo que jamás me había pasado por la mente y es precisamente el porqué las mujeres de hoy en día tienen tanto interés, o incluso necesidad, de participar del ámbito deportivo que tradicionalmente estaba reservado para los hombres.
Hago aquí una claridad y es que de ninguna manera cuestiono esta nueva forma de vida, sino que más bien el tema es que no logro comprender los motivos y razones para ello y quisiera que alguien, en algún momento, me diera argumentos válidos para justificar este nuevo accionar de la mujer.
La naturaleza humana de la mujer contiene en y para ella, fundamentalmente, una serie de atributos y condiciones que a través de los siglos han diferenciado al sexo femenino del masculino, como son la feminidad misma, que contempla elementos como la dulzura, la suavidad, la ternura, la belleza tanto externa como interna, la fragilidad física, una acentuada sensibilidad, el espíritu maternal, la intuición y el famoso sexto sentido.
Estas son a mi juicio algunas de las condiciones que, por su naturaleza, diferencian los sexos, pues para mí es claro que intelectualmente existe la igualdad y de hecho hay algunas labores, actividades, profesiones o tareas que la mujer desempeña con mayor solvencia y mejores resultados que el hombre, Vamos entonces a hablar de los deportes tradicionalmente masculinos en los cuales hoy día las mujeres están incursionando, tales como el boxeo, la lucha libre, el football y en general todos los deportes llamados de contacto que requieren fuerza física y diría yo, a riesgo que me cuelguen las feministas, actitud recia y viril, siendo la reciedumbre y la virilidad características naturales del hombre.
Para decir verdad contradice las leyes naturales una dama con musculatura de “Sansón”, dándose trompadas con otra o una señorita “cargando” bruscamente contra una rival para hacerse al balón, o revolcándose en el suelo en un lance de lucha libre para tratar de doblegar a una compañera que presenta condiciones físicas y formas más parecidas  las que desarrolla un ser de sexo masculino que los de una fémina.
Todo esto se da hoy en día y aún cuando debemos aceptarlo, porque cada ser humano merece ser respetado en lo que hace siempre y cuando sus acciones sean lícitas, muchos no lo comparten; pero como decir la verdad y llamar las cosas por su nombre se ha vuelto “políticamente incorrecto” en Colombia, la gente prefiere callar y mortificarse en silencio.
Y así como respeto pero no comparto la participación de la mujer en los deportes de contacto, también creo que la profesión de torero no debería ser abrazada por las damas.
El hombre cuyas condiciones físicas de contextura y fortaleza, inherentes a su condición de macho por naturaleza, permiten que se enfrente a actividades rudas y peligrosas  como lo es el toreo. Recuerden que aquellas personas que le hacen frente a un Toro de lidia están actuando frente un animal fortísimo, poderoso, capaz de volcar un automóvil con sus embestidas, o de echarse al lomo un caballo que con peto y picador encima que fácilmente pueden pesar más de seiscientos kilos. Apenas un hombre, con la estructura física que le da la naturaleza y la fortaleza que logra con la preparación y el ejercicio está plenamente capacitado para, en un momento de infortunio, recibir una paliza o aún una cornada de esa fiera indómita que acomete, algunas veces, con peligro y fiereza.
Me resulta triste y doloroso, por decir lo menos, ver a una dama, frágil y bella en un trance de peligro como el que acabo de describir. Y luego advertirla en la arena con los cabellos revueltos, adolorida y descompuesta, con una herida por asta de Toro en sus frágiles carnes de mujer. Y qué decir cuando los Toros aprietan y con claridad se ve que su condición de fémina no le permite reponerse con la agilidad, velocidad y fuerza con que lo hace el varón, quedando más veces a merced de la res de lo que queda un torero.
Definitivamente el Toreo no es para ellas, pues este es un espectáculo en que el público va a divertirse a pasar un rato amable, a disfrutar lo artístico y plástico que tiene el toreo y a deleitarse con la casta y fiereza del Toro y no a sufrir y a sentir pena y dolor por los ejecutantes. 
Recibe un abrazo de tu amigo. El Fraile. 
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Añadido: Es imposible negar que la mujer es lo más bello de la creación y que precisamente su feminidad ha sido la mayor inspiración de los cultores de las artes, las letras y las ciencias. Aquellos que sostenemos que a una mujer no se le debe tocar ni con el pétalo de una rosa, no aprobamos mujeres en los ruedos. Y si las damas que no comparten mis pensamientos se ven tentadas a “colgarme”, por favor, envíen a ejecutarlo a unas representantes de su sexo, dulces, amables y femeninas, para que mi sufrimiento sea grato, rodeado de la belleza y la dulzura de la mujer que, innegablemente es la sal y la alegría del mundo.