Estimado Juan José:
A pesar de la incertidumbre que hoy acongoja a muchos de nuestros conciudadanos, Manizales realizó su Feria Taurina con más éxito del que muchos supusimos que tendría.
Para nadie es un secreto que las constantes contradicciones entre altos funcionarios del Estado, las temerarias propuestas y constantes “reculadas” del ejecutivo y las insensateces con que a cada rato salen agentes de alto rango gubernamental han creado entre los colombianos una sensación de desasosiego que no les permite avizorar cual será el futuro de Colombia y por ende tomar decisiones acerca de sus actividades futuras.
Adicional a lo anterior, el mundo taurino colombiano ha venido siendo víctima de una persecución despiadada por parte de algunos sectores de la sociedad pertenecientes tanto a la rama ejecutiva como a la administrativa y a la jurisdiccional, lo que hizo pensar a muchos aficionados que el público se vería tentado a no hacer gastos de los cuales, en una retorcida de la economía, podrían arrepentirse posteriormente, como por ejemplo los de adquirir entradas para las corridas feriales.
Pero resulta que los pesimistas olvidamos que en esta patria del Sagrado Corazón puede que el dinero falte para las necesidades básicas del hogar, pero siempre habrá suficiente “marmaja” para la diversión, para la parranda y para, como dicen mis paisanos, “darle vuelo a la hilacha”.
Resultó entonces que en la Plaza de Toros se registraron unas entradas como pocas veces había tenido la Feria en los últimos años, ingresando a los eventos taurinos del orden de setenta mil personas que en una ciudad de cuatrocientas mil almas representa ni más ni menos que algo así como el veinte por ciento del total de la población local. Y para “culminar la faena” la parte artística de las corridas fue un rotundo éxito. Hubo tardes redondas, con triunfo de Toros y toreros, corridas con  destacadas actuaciones bien fuera de bureles o de matadores y se puede sostener, sin temor a equivocarse, que cada día el público salió satisfecho del coso de Olivares, sintiendo que una vez más la empresa Cormanizales había cumplido con creces con sus funciones, primeramente la de entretener sanamente a la sociedad manizaleña y a los turistas que visitaban la ciudad para asistir a “la Feria que hizo las Ferias en América” y en segundo plano , no por ello menos importante, con su “obligación” de generar recursos que tanta falta le hacen al Hospital Infantil de Caldas.
Y para finalizar, como si se tratara de celebrar el éxito de Manizales Taurino, los perseguidores de las Fiesta se llevaron un gran chasco, un garrotazo, un para ellos fatal revés y fue la publicación, a fines de la semana pasada, de una sentencia de la Corte Constitucional que ordenó abrir de inmediato la Plaza de Toros de Santamaría y sacarla a licitación pública para que este año se pudiese realizar allí su tradicional temporada, invocando el hecho que los Toros “son una expresión de la diversidad cultural y el pluralismo social”. Y, además, para cerrar con broche de oro la Corte señaló que el Instituto Distrital de Recreación y Deporte incumplió la sentencia T-296 de 2013, por lo que indica que no se dieron los instrumentos necesarios para que la licitación ayudara a la reanudación de la actividad taurina en Bogotá y ordenó de manera clara y concisa obrar en consecuencia para garantizar la continuidad de la expresión artística de la tauromaquia en la ciudad de Bogotá.
Aquí más claro no se puede ver como es cierta la afirmación que la Fiesta Taurina está siendo perseguida inmisericordemente y como algunos funcionarios obran dolosamente para impedir el cumplimiento de órdenes que da la Corte Constitucional en favor de la Fiesta Brava. Recibe un abrazo de tu amigo. El Fraile. Añadido: El Rey no ha muerto, que viva el Rey.