Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com
- ¿Se siente aburrido algunas veces?
- ¿Se queja de ello con frecuencia?
- ¿Sus hijos repiten la palabra ‘aburrimiento muchas veces en la semana?
- ¿Siente que la vida cotidiana es monótona?
Es posible que algunas de estas preguntas sean respondidas de manera afirmativa y que al pensar cómo poner límite a todos estos pensamientos y emociones, no encuentre una oportuna y rápida solución.
Cuentan las abuelas que en sus épocas de niñez y adolescencia, cuando las hijas se quejaban de aburrimiento, sus mamás las ponían a hacer los oficios domésticos o a remendar y a pegar los botones sueltos. Era muy usual que en las tardes se aprendiera a tejer, a bordar, a tocar algún instrumento, a cantar y a pintar; que se leyeran libros o se realizaran tareas de ayuda a vecinos o familiares, que tenían algunas necesidades de cuidado.
Hay personas a las que les produce ansiedad tener tiempo libre, se tornan ansiosas, se estresan y hasta se angustian y desesperan. No saben qué hacer, en qué ocuparse, su cerebro se vuelve una maraña y mientras obtienen alguna respuesta, sus quejas y desasosiego aumentan.
Para una sociedad que requiere satisfacciones inmediatas, el aburrimiento puede afectar a cualquier persona. En los niños, por ejemplo, las quejas de aburrimiento son compensadas de manera rápida por sus padres con regalos, comestibles o, mejor aún para ellos, con un celular. Estas actitudes y relativas soluciones impiden que se desarrollen estrategias de afrontamiento y que aprendan a ser creativos.
En los adolescentes la situación se puede volver más compleja, en tanto el aburrimiento puede llevarlos a una incesante búsqueda de sensaciones, que les causen placer, les produzca elevadas dosis de adrenalina y les saque del estado emocional en el que se encuentran, poniendo en riesgo tanto su salud física como mental.
Fankl,V. en su libro Ante el vacío existencial asevera que el aburrimiento genera ‘frustración existencial’ y refuerza con el siguiente planteamiento: "Vivimos en una época de creciente automatización y esta lleva consigo un incremento del tiempo libre disponible. Pero no hay solo un tiempo libre de algo, sino también un tiempo libre para algo; el hombre existencialmente frustrado, sin embargo, no conoce nada con lo que podría llenarlo, nada con lo que podría rellenar su vacío existencial".
Llegar a la edad adulta con vacíos existenciales y emocionales puede ser frustrante para muchas personas, en especial, para aquellas que tienen poca capacidad de reflexión y análisis de lo que ha sido su vida.
No obstante, a cualquier edad puede haber nuevos comienzos, que impliquen no solo motivación para aprender a hacer cosas distintas, sino también para darse la oportunidad de cultivar el bienestar y el sosiego, como remedio contra el aburrimiento y la frustración existencial.
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
www.fannybernalorozco.com
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