Un Saka le hizo una encerrona a Camila, mientras esta se ocultaba bajo las cobijas para jugar en el celular su juego preferido, luego de expresar su molestia a su mamá porque siente que le cambió su cariño por dárselo al recién llegado, su hermanito bebé. Me pareció que la mejor manera de entender de dónde salió ese Saka interior era intentar sacarle a la autora unas palabras a quemarropa, en una encerrona.

Ella protestó, se puso roja, balbuceó un poco, pero al final tomó pista y, como manejadora que es de la palabra, respondió al interrogatorio. Eso sí, protestando más que una Camila sorprendida por un saka. Aquí la entrevista con Adriana Villegas Botero y su libro para niños Sakas.

Sakas (Adriana Villegas)

Reproducción | LA PATRIA

¿Qué la pone roja?

Este tipo de encerronas.

¿Qué la ponía roja a los 8 años?

Oh. ¿A los ocho años? No recuerdo... Llorar...

¿Por qué se pone roja Camila?

Camila se pone roja de la rabia, se pone roja cuando está corchada, cuando está apenada, se puede poner roja de la emoción. Hay muchos tonos de rojo por los que uno se puede poner rojo.

¿Y por qué el Saka no lo dijo así?

Porque yo no soy el saka.

Sakas ilustración

Ilustración | LA PATRIA

¿De dónde sale el Saka?

Saka es una historia que empecé a escribir hace muchos años, tal vez en el 99, en una clase de fantástica de la Universidad de Manizales. Era crear un personaje extraordinario, que no existiera. Esa historia no era para niños, no era juvenil, pero seguí pensando en la historia de un personaje que no exista. Hoy en día uno ya no sabe cuántas versiones tiene un texto, porque como lo haces en computadores, pues va mutando. En un momento apareció Camila, antes no era un diálogo, no estaba Camila. Estuvo a punto de publicarse antes de la pandema y no salió, y hace unos meses Carlos Augusto Jaramillo me dijo que Matiz estaba interesado en publicarla y ahí salió Sakas.

¿Podríamos decir que Saka nació antes que tu hija, pero que luego con tu hija pudo coger forma infantil?

Realmente es una casualidad absoluta que Camila tenga una edad parecida a la de mi hija, porque la versión final de Sakas es de 2016, 2017, cuando mi hija tenía cuatro años. Sí nació antes de mi hija, antes de que yo me casara, antes de tener sobrinos, antes que yo tuviera hija, pero no nació como relato infantil, pero después me gustó recordar esa voz de niña. Debo decir que no es el primer texto que escribo apelando a esas memorias de la niñez. Lo que pasa es que lo otro que he escrito no es para niños, pero hay niños, y a mí ese territorio de la infancia desde el punto de vista literario me interesa.

¿A una persona con tanta escritura, recorrido, lectura, como Adriana Villegas, qué tanto le costó escribir para niños? Porque hay expresiones que dice uno: ¿son de un  niño?

Mucho, me costó. Realmente no creo que sea un libro para niños de cinco o seis años, sino para preadolescentes, de nueve, diez, once, doce, en fin... Digamos que me parece problemática esa clasificación de literatura infantil, creo que yo como lectora adulta he disfrutado mucho libros que le compro y leo con mi hija, y me gustan también las películas a las que voy con mi hija y tienen guiños para los papás. Entonces en algún momento de la escritura pensé: esto puede tener una, dos o tres líneas donde el niño le pregunte al papá algo y él se ponga rojo, explicando qué es afrodisíaco, por ejemplo

Y de pronto dos o tres secuelas porque yo necesito saber cómo vamos a sacar ese Saka del teléfono.

No sé si haya secuela o precuela, pero sí creo que es una historia que puede quedar abierta, pero que como todo lo que escribo, pueda tener un final no tan cerrado, un final que a algunas personas les parecerá feliz, ecomicionante, y a otras les parecerá: ¿por qué no me lo resolvieron todo?

Gracias por permitir esta encerrona.

Adriana Villegas Sakas

Foto | Cortesía Feria del Libro Manizales | LA PATRIA

Presentación del libro Sakas en la Feria del Libro de Manizales. Adriana Villegas con la ilustradora del libro, Luisa M. Bedoya.