Edilberto Zuluaga es un polifacético escritor aranzazuno que insiste en la escritura y forma parte de una familia de intelectuales que han ayudado a enriquecer la actividad cultural en su terruño y en Caldas.

Cada tanto se lanza al ruedo con una nueva obra que nos permite ver la evolución de su trabajo. Logró cierta notoriedad con las novelas Viaje hacia el amanecer, premiada por la Universidad de Antioquia en 1995; e Impacto en el primer movimiento, ganadora del concurso convocado por Salamina (2004), una obra de corte existencialista.

Ahora vuelve a la poesía, después de un libro anterior (Poemario, 2019). En esta oportunidad nos presenta dos nuevas obras editadas por la editorial Bisiesta: Retratos y recuerdos, uno; y Libro del vacío, el otro. Además de ser unas obras bellamente editadas, una de ellas contiene dibujos de su nieta Luciana, de 8 años, algo que la hace aun más entrañable.

Retratos y recuerdos es una obra que intenta agruparse alrededor de los homenajes que rinde el autor a lecturas seguramente de juventud, que lo motivaron a emprender el viaje literario, y son evocaciones también de otros tiempos, de ahí su título, seguramente:

Los pedestales no emigran

permanecen frente a las gradas

en escuelas e iglesias

invisibles, soterrados.

Altares en zócalos

peraltes de insignificancia

y azalea, sin tiempo,

elevados al paso.

Este primer libro es un homenaje a sus influencias, hay versos para Rubén Darío, el de Nicaragua..., para El mar de Nietzche..., para Hölderlin en mí..., para Hegel indaga noticias de la peste... y para Baudelaire, iracundo y soñador..., entre otros.

En este también rinde tributo a Troya, a Sísifo, al Quijote, a Aureliano Buendía, a Las mil y una noches..:

"¿Hasta cuándo la muerte?

Sherezada sigue esperando".

Por momentos me hizo recordar a Kavafis y sus poesías a la vieja Grecia, pero también tiene pasajes que van más allá y remueven desde las entrañas del autor:

El insomnio visita alas sin dios

y párrafos de agua clara

dando vueltas en la mente.

O este otro:

El diablo manda como gamonal de pueblo.

Libro del vacío, en cambio, es mucho menos tributario -aunque tiene tributos- y más interior, nos dice más del autor, en diferentes versos:

La poesía útero viviente

en la mente universal y quieta.

Otro ejemplo, puede ser La puerta en silencio:

El aire ocupa sueños

fueron y volvieron.

El cancel impenetrable.

La calle lejos.

El vecino junto a su mujer.

Adonde ir. Nadie responde.

Dos nuevas obras poéticas que entran al grupo de publicaciones caldenses que intentan narrar desde el alma y, por supuesto, desde el verso. Ojalá los puedan conseguir, cosa tan difícil con nuestra literatura local, para que #HablemosDeLibros.