El primer libro que reseñé en este espacio este año fue La invención de la naturaleza, la maravillosa biografía de un hombre visionario, Alexánder Von Humboldt. La autora de esa magistral obra es Andrea Wulf, profesora del Royal College of Art, en Londres, donde imparte clases de diseño. Esta mujer nacida en la India, criada en Alemania y ahora residente en Londres nos trae una nueva obra que nos cuenta la importancia del llamado Círculo de Jena: Magníficos rebeldes.

La última década del siglo XVIII fue el descubrimiento del ser individual, de la toma de conciencia sobre la libertad del ser para decidir. Una pequeña ciudad alemana fue el origen de este pensamiento, inspirada en la revolución francesa y un poco aupada de corrientes que ya empezaban a circular por toda Europa.

Cada que leo obras de este estilo me convenzo más de algo que no me canso de repetir y es que buena parte del pensamiento trasciende cuando se juntan las mentes brillantes, pero sobre todo los amigos, a hablar, a filosofar, a comentar en voz alta lo que pasa por sus cabezas. Y es en esas conversaciones donde surgen las teorías que terminan por trascender. También resulta estimulante para la creatividad, la falta de acuerdo en esas conversaciones.

Esto es lo que sucedió en Jena en los años 1790 a poco después del 1800, antes de la llegada de Napoleón, es el lugar en donde se origina el romanticismo. Goethe, Schiller, los dos Von Humboldt, Schlegel, Novalis, Hegel, y mujeres como Caroline Michaelis, Caroline Von Humboldt o Dorothea Veit-Schelgel son apenas una muestra de lo que ocurrió en esta ciudad universitaria que impactó en el pensamiento universal del siglo XIX en todo el mundo.

Es del romanticismo, de esa especie de reconocimiento de la autonomía del ser, de esas posibilidades casi fatalistas de algunos de sus miembros, que luego se construyen las bases del nihilismo para sepultar del todo la divina providencia. Y esa identificación de superioridad del ser humano, que alcanza su mayor desarrollo con Nietzche es el que termina por criticar Albert Camus en su obra recientemente reimpresa El hombre rebelde. Sobre todo, cuando ese nihilismo es malinterpretado por un socialismo impositivo que en lugar de mostrar la superioridad del ser termina por atomizarla y tratar de coletivizar todo, con lo cual termina pervirtiendo las razones mismas de su origen.

Mientras en Magníficos rebeldes se identifica la gran capacidad que tiene el encuentro de mentes brillantes a partir de debates profundos sobre la importancia del yo, del libre albedrío, de la responsabilidad moral misma que entraña ese reconocerse; en El hombre rebelde hay una queja por la forma en que el hombre perdió su norte. Y en ambos, la libertad entraña la responsabilidad.

Al leer sobre Jena veo cómo Manizales tiene aún mucho potencial para dar. Una ciudad universitaria que se tiene que bajar del pedestal en el que suben algunos profesores Es necesario generar diálogos interdisciplinarios, pues eso fue lo que hicieron los románticos. Entendían la poesía como filosofía y escribían sus tratados en verso, al tiempo que ahondaban en experimentos científicos. Así es como Goethe puede ser un existencialista pleno en Fausto y escribir un tratado sobre óptica, o Novalis mostrarse como un poeta maldito y a la vez desarrollar instrumentos para sus trabajos en las minas.

No hay temas limitados para estos personajes. Ni hablar de la capacidad absoluta de Alexander Von Humboldt para ver la naturaleza como un todo y no por partes, como se estaba imponiendo.

En la profunda investigación de Wulf sobre los inventores del romanticismo y el descubrimiento del yo, también se dejan ver las vanidades de los intelectuales, de cómo algunos prefieren el culto a la personalidad que la confrontación de ideas, nada muy alejado de lo que sucede hoy en día en algunos círculos académicos, que revelan la pequeñez de algunos pensadores. Un libro que muestra la dimensión completa de un grupo que enseñó al mundo que había otras formas de pensamiento.

Subrayados de Camus

  • Solo el genio supone una virtud, no la renuncia al genio.
  • La historia entera del terrorismo ruso puede resumirse en la lucha de un puñado de intelectuales contra la tiraína, en presencia del pueblo silencioso.
  • El diálogo, relación de las personas, ha sido sustituido por la propaganda o la polémica, que son dos especies de monòlogo.
  • La rebeldía demuestra que es el movimiento mismo de la vida y que no se la puede negar sin renunciar a vivir.

Subrayados de Wulf

  • El intercambio y el diálogo eran esenciales para el descubrimiento.
  • La poesía romántica era rebelde, dinámica, viva y siempre cambiante.
  • El aprendizaje no se centraba tanto en la materia como en inculcar la capacidad de pensar.
  • La libertad siempre viene acompañada de su hermano gemelo: el deber moral.
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El hombre rebelde, Albert Camus. Magníficos rebeldes, Andrea Wulf.