Las apoteósicas marchas del domingo 21 de abril tienen un inmenso significado para el país. Encontrar movilizaciones espontáneas, limpias, honestas, voluntarias y libres de violencia, destrucción y caos es la demostración de millones de colombianos decentes de su hastío con este Gobierno dictatorial y desastroso. Pero no debemos resignarnos con la mortificación que le pueda causar al Gobierno verse repudiado por millones de colombianos. ¡No! El domingo también demostramos que la gente buena del país somos mayoría y que los defensores de la democracia y la institucionalidad somos muchos más que la primera línea o los terroristas que asuelan regiones enteras y gozan de curules, protección, prebendas, privilegios e impunidad.
Si esas mayorías que marchamos el domingo nos manifestáramos en las urnas, con igual ímpetu y emoción, no habría riesgo alguno de que los criminales que hoy alardean del poder en el Gobierno permanecieran en él más allá del período para el que erráticamente fueron elegidos. Porque de esas mayorías hacen parte, precisamente, electores que se abstienen de votar y terminan entregando el país a bandidos y terroristas; ciudadanos que, con su abstención, contribuyen al descuaderne que hoy vivimos, y al peligro de que nuestra democracia zozobre en este pestilente mar de inmundicia que representa Gustavo Petro.
Por eso hay que reaccionar ya, empezando por organizar las regiones, pues mientras nosotros marchamos alegres y regresamos a casa sintiéndonos poderosos, los criminales se preparan para desestabilizar y originar caos en todos los sectores, pues es precisamente allí, en el caos, donde se mueven con total solvencia. Mientras nosotros nos ufanamos por hacer manifestaciones limpias y sin armas destructivas, ellos sí se arman bajo el amparo del Gobierno y se preparan para atacar violentamente cuando se vean derrotados en democracia. Hay entonces que hacer un llamado a nuestras fuerzas políticas para que se unan en torno a la consolidación de una masa poderosa como la del domingo. El domingo no marchó el ego, la prepotencia, ni la soberbia; el domingo marchó el corazón, el altruismo, la decencia y las ganas de defender nuestra Patria. Y eso es lo que reclama la sociedad de la clase política: altura, responsabilidad, decencia y lucha por la institucionalidad y la democracia.
Hay que aprovechar este fervor para unir a los congresistas decentes y que, conjuntamente con la fuerza industrial, comercial y de servicios que se manifestó el domingo, formen un bloque fuerte que defienda los intereses ciudadanos de la amenaza guerrerista del Gobierno. ¿Por qué no pensar, además, en que los gremios y la fuerza cívica depongan sus egos y se conviertan en una legión poderosa que luche por los derechos de todos? ¿O en aglutinar las fuerzas del domingo y concientizarlas de que es en las urnas donde podemos liberar a este país de las garras comunistas, y de que es necesario entonces disminuir la abstención electoral para desterrar a los terroristas que penetraron todas las instituciones colombianas?
Y en lo local, ¿qué tal si en Caldas disminuimos los antagonismos? ¿Cómo volver a unir, por ejemplo, a Luis Roberto Rivas con Luis Carlos Velásquez para que cada uno, desde su sitio, pero enfocados hacia un fin común de lucha democrática por el país, se pacifiquen y se alíen en contra de esa fuerza desestabilizadora que quiere imponer el Gobierno nacional? Si en el pasado lograron mostrar grandes logros, ¿por qué no seguir luchando juntos por los diferentes proyectos del departamento, independiente de las posiciones y apoyos políticos pasados o presentes? Los dos son excelentes personas y excelentes administradores y harían más uniéndose que enfrascándose en una lucha personal infructuosa. ¡Las marchas sí son poderosas y significativas!, pero no podemos resignarnos a hacer alarde de nuestro inconformismo y rechazo, mientras descuidamos las urnas. Es a esto a lo que realmente le teme el petrismo, pues sabe que el país lo repudia y que una derrota electoral contundente acabaría con todas sus conquistas perversas. ¡Tenemos que trabajar unidos y firmes!