Las amenazas de Petro para tratar de condicionar las decisiones judiciales y legislativas, no tienen precedentes. Y la indolencia y pasividad de la sociedad colombiana tampoco.
Porque venimos aceptando que ante cada decisión en derecho que vaya en contra de la caprichosa voluntad del Gobierno, quedemos expuestos a una asonada o a una manifestación de desechables que destruyen el país. El sátrapa, que menciona tanto un golpe de estado, terminó dándolo él, solo que parece que no nos damos cuenta. Porque en un Estado en el que las decisiones de las Cortes, los jueces y el Congreso son desatendidas, desestimadas y burladas desde la Presidencia, y se termina imponiendo su voluntad sin que nada ocurra, lo que impera es una dictadura.
En ese orden, el presidente ha citado a sus huestes para el día de hoy, a las 4:00 p.m. en la Plaza de Bolívar de Bogotá, airado por la absolución de Álvaro Uribe Vélez, (que se constituye en una de sus más grandes derrotas), y por el conflicto con Estados Unidos que fue evidentemente provocado por él y cuyas consecuencias nunca calculó.
Porque la enemistad y las represalias anunciadas por EE. UU., hasta ahora, son contra la persona de Gustavo Petro, su familia y su círculo cercano de poder, aunque terminarán afectando a todos los colombianos. Petro pretendía victimizarse ante el mundo como perseguido político por una potencia mundial, y lo que hoy tenemos es la persecución a un narcogobernante aliado de los grandes carteles de la droga y el terrorismo internacional. Es decir, sus cálculos se vinieron abajo y el acerbo probatorio debe ser inmenso.
Porque las verdades que Trump ha dicho no son ataques a Colombia, sino a su gobernante. ¿O alguien puede desvirtuar que Gustavo Petro sea líder del narcotráfico, cuando le ha dado todas las alas a los grandes capos en tarimas públicas, dentro de la cárceles y por fuera de ellas? ¿O que haya incentivado la producción masiva de drogas ilícitas, cuando permitió el crecimiento desbordado de cultivos de coca, desarmó la fuerza pública y le concedió grandes territorios a los grupos criminales? ¿O que sea un lunático con problemas mentales, cuando cada intervención está plagada de incoherencias, referencias absurdas, mensajes cósmicos y frases inentendibles? ¿O que no haga nada para detener el incremento del poder narcotraficante sobre Colombia y el mundo, cuando firma tratados binacionales que arrodillan al país ante la mafia venezolana? ¿O que sea un matón y un mal tipo, cuando prefiere darles garantías, impunidad, seguridad y dinero a la delincuencia, antes que soliviar la pobreza de millones de colombianos?
Y entonces invoca soberanía y patriotismo, cuando es el mayor incendiario del país. ¿Cuál es la soberanía que dice defender, si ya le entregó Colombia a los narcoterroristas? ¿Cuál justicia reclama, si es el primero en desconocer los fallos judiciales? Entre Petro y Trump, me quedo con Trump. ¡Será nuestra salvación!
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¿Ahora sí ven porqué Uribe renunció a la prescripción? Seguro de su inocencia, quería vencer en juicio. ¡Y venció!