En la década de 1960 en el Hospital Infantil de la Cruz Roja en Manizales, posteriormente denominado Hospital Universitario Infantil Rafael Henao Toro, se presentaban al menos cuatro distintas enfermedades: poliomielitis paralítica, deshidratación severa, diarrea aguda y anemia crónica e invalidante, producida por el parásito tropical Necator americanus, que requerían de diferente tratamiento pero que comprometían infantes tanto de la zona urbana como la rural y además de su terapia urgían una atención especial para iniciar su recuperación y rehabilitación.
En la mañana llegaban los niños que eran traídos por sus padres acongojados porque acababan de identificar, al levantarlos, falta de movimiento en sus extremidades inferiores: La temida parálisis, cuya causa era el virus de la poliomielitis de transmisión fecal oral. El virus tiene tres serotipos: Brunilde, Lansing y Leon, conocidos hoy como 1, 2 y 3.
En 1960, el Ministro de Salud, de raíces caldenses, Alfonso Ocampo Londoño, en su informe al Congreso notificaba la presentación de 264 casos, varios de ellos en Manizales.
Se cree que un egipcio que vivió en el año 1350 a.C., tuvo poliomielitis. En 1954 Jonas Edward Salk, 1914-1995, introdujo una vacuna polivalente inactivada, intramuscular, contra los tres tipos de virus. Posteriormente, 1955, Albert Bruce Sabin, 1906-1993, introdujo la vacuna atenuada oral, investigada con Hilary Koprowsky y H.R Cox, también polivalente. En 1988, la poliomielitis paralítica se declaró erradicada del planeta casi al mismo tiempo que en Colombia.
Ahora solo dos países tienen el virus circulando: Pakistán y Afganistán, 26 casos en el año 2022. La inmunización contra el virus continúa en muchos territorios, incluyendo Colombia. Sin embargo, algunas autoridades sanitarias en concordancia con la virología, la epidemiología y la inmunología, han determinado la aplicación de vacunas monovalentes, según el virus que circule.
El pasado jueves fue publicada en Science una reseña sobre un estudio crítico emitido el 8 de septiembre, indicando el estado de la infección por el virus de la poliomielitis en el planeta.
Un grupo de organizaciones de cobertura mundial, sin ánimo de lucro y vinculadas al sector salud, definieron en 1988 que para el año 2000 la poliomielitis debía estar erradicada. La realidad indica que a la fecha no se ha logrado el objetivo, 12 casos por el virus salvaje, en el presente año, y mientras esté circulando el virus en cualquier parte del orbe es posible que llegue a otras partes y se disemine de nuevo con la correspondiente reaparición de la enfermedad.
Causa una importante inquietud que se han presentado hasta la fecha, septiembre del 2023, 246 casos relacionados con la aplicación de la vacuna oral. Induciendo a la vacuna inactivada.
El problema detectado se origina en la pérdida de efectividad de la vacuna oral por disminución de la capacidad del virus para producir una buena inmunidad y evitar la enfermedad y prevenir la transmisión. Con los datos, teniendo en cuenta la epidemiología, no será posible erradicar la enfermedad a finales del 2026.
 Los miembros del grupo evaluador atribuyen las dificultades complementarias a los disturbios civiles, la reciente pandemia, la inestabilidad política y la indiferencia. Colombia no es ajena a estas acciones que podrán influir para regresar, ojalá nunca, a tener el virus circulando y llegar a nuevos enfermos.
A ello se agrega que el país puede tener, lastimosamente, pérdida de oportunidades, falta de previsión e incapacidad de adaptación a las circunstancias cambiantes. Ello se agrava con las noticias sobre la difícil adquisición de biológicos.
El país no debe, bajo ninguna consideración, dejar de aplicar las vacunas que han sido recomendadas. El gobierno y la sociedad son responsables por las enfermedades inmunoprevenibles. Lo contrario significa un camino al cataclismo sanitario.