La semana pasada se desarrolló en Manizales un encuentro entre diferentes academias de Medicina del país, bajo la convocatoria y dirección de la Academia de Caldas. Se analizaron actividades de ellas, y se enunciaron soluciones a problemas institucionales.

Entre los temas comentados se delineó el relacionado con la Educación Médica y uno de los aspectos tratados fue el de la Inteligencia Artificial (IA) y su impacto en la formación de médicos.

Los asistentes estuvieron de acuerdo en que esta estrategia, IA, llegó hace muchos años y se quedará para siempre, en medio de quienes tengan posibilidades de utilizar mecanismos electrónicos para desarrollar funciones que antes eran estrictamente ligadas al cerebro humano.

Cada día hay más devotos de la Inteligencia Artificial, así como también hay más contradictores de este método empleado en innumerables procesos de la vida humana, en círculos altamente especializados y en la generalidad del trabajo de las personas.

Hay seres humanos altamente instruidos y racionalmente competentes que se niegan a utilizar está técnica de información y comunicación, argumentando que las funciones cerebrales son irreemplazables. Muchos se preguntan: ¿Dónde está el humanismo? Y, a continuación, indagan por la necesidad de éste.

Hay evidencia que muy pocos individuos, hombres y mujeres, alcanzan una absoluta funcionalidad cerebral y si esto sucede ellos pasarán indefectiblemente una categoría superior, pero para ser sabios requieren de condiciones humanas especiales.

En todos los escenarios donde se trate el tema de IA, y más cuando son profesionales de la Medicina, existirán controversias sobre el tópico. Unos estarán de acuerdo en utilizarla en los estudios médicos y otros no aceptarán que la IA desplace al ser humano integral.

Esto sucedió en el encuentro de las academias, en el que hubo diferentes vertientes sobre la utilización de esta estrategia a lo largo de los estudios médicos, tanto para obtener en título de médico general, especialista, magister o doctorado.

Indudablemente quien use esta herramienta, IA, debe estar consciente de sus alcances y limitaciones. Si ello no fuere así, entraría en un ambiente personal y colectivo en el cual la utilización de la IA quedaría al garete.

En el ambiente del encuentro quedó que el médico en formación y en ejercicio pleno de sus compromisos debe ser consciente de lo que hace y debe responder por sus acciones. Muchos análisis deben ser propios en su ejercicio como médico. La IA no es por ahora, ni lo será, el faro para todo el devenir médico, al ejecutar actos médicos.

Los asistentes evidenciaron férreas y afortunadas defensas del médico cuando se comunicaba naturalmente con el paciente de una manera directa y franca. En la cual el enfermo antes que tecnología prefiere comprensión y alivio del dolor.

Evidentemente, el paciente es un ser especial que sufre por lo que le está sucediendo o por lo que piensa que le va a suceder. En este aspecto es fundamental que el médico entienda y el enfermo reciba que se le está otorgando la mejor atención posible.

El médico debe entender, analizar y enfrentar, las directrices de un buen ejercicio, sin injerencias dañinas.