El libro “Manual para crear miedo”, de Vincent Fisas Armengol (2025), es una sátira demoledora sobre las formas en que los poderes fácticos (los no elegidos que manejan a los elegidos) usan el miedo como mecanismo de control social.
Fisas denuncia, con tono irónico, que el miedo no es espontáneo, se induce mediante las estrategias para fabricarlo: inventar enemigos (castrochavismo), magnificar amenazas (volvernos como Venezuela), simplificar los conflictos (la violencia es culpa de Petro), glorificar la seguridad represiva (mano dura), silenciar el disenso (persecución judicial a líderes progresistas), disfrazar la represión como protección (llamar neutralización de amenazas a los mal llamados falsos positivos), y manipular emociones a través de medios masivos de comunicación (campañas mediáticas contra la consulta popular y la constituyente).
Todo esto facilita que el miedo se instale en la gente y opere como justificación para oponerse a los cambios, para demandar la militarización de la vida social y para profundizar la exclusión social.
La tesis central de Vincent Fisas es clara: el miedo fabricado debilita la democracia, anula la participación ciudadana y justifica la violencia estructural y cultural.
En Colombia la aplicación del “manual para crear miedo” es evidente: los discursos sobre la seguridad democrática crean miedos para ofrecer seguridad, y ese discurso también lo imponen cuando silencian las voces de los que desafían el discurso medio facho de la derecha colombiana.
De esa forma pretenden, y muchas veces logran, estigmatizar a quienes apoyamos las reformas estructurales, tachándonos de violentos, radicales, totalitarios o populistas, por ejemplo; de paso logran radicalizar el debate público y generar desconfianza hacia todo lo que huela a reformas, cambio, redistribución o intervención estatal, y ofrecen “seguridad” y “orden” como salvavidas, sugiriendo que los gobiernos fuertes (incluso autoritarios) son preferibles al “caos” que supuestamente traen los gobiernos democráticos y progresistas.
En mi columna sobre “paz total” (enero 31), hablé del triángulo de la violencia de Galtung, en el que la violencia cultural (narrativas desde los medios, religiones y tradiciones) normaliza la represión, justifica la exclusión y deshumaniza al opositor. Es exactamente el terreno en el que germinan las estrategias del miedo de Vincent Fisas.
Y en mi columna “El pensamiento crítico contra la manipulación” (28 de febrero), señalé que en los medios de comunicación y las redes sociales se manipulan emociones como el miedo y la indignación, difundiendo desinformación sensacionalista y noticias falsas sobre el presidente Gustavo Petro, su Gobierno y sus propuestas.
Estas estrategias buscan generar caos, debilitar la confianza ciudadana y presentar el cambio como una amenaza. Así se impone la falsa idea de que la seguridad solo es posible mediante el orden autoritario, no mediante el cambio democrático.
En conjunto estas lecturas revelan que el miedo es una tecnología de poder al servicio de quienes no quieren perder sus privilegios, y que desactivarlo requiere del pensamiento crítico, la memoria histórica y una ciudadanía que no se deje amedrentar por quienes controlan el relato de la muerte.
Posdata: Inspirados en Vincent Fisas Armengol decimos que “donde reina el miedo, la democracia se encoge”, y que “el miedo es el arma del autoritarismo moderno”.