El Gobierno de Caldas entregó a la Asamblea su Informe de Rendición de Cuentas: 486 páginas que enumeran avances, pero exhiben un gasto sin diagnóstico, sin indicadores y sin equilibrio territorial. En pocas palabras, un informe que más que rendir cuentas, parece justificar el simple “gastar, gastar y gastar”.

Siendo fieles a la dialéctica de la Caldas profunda, de las necesidades de la ruralidad, vociferan de las gestiones que han realizado, desconociendo que la forma en qué asignan los recursos para los municipios no está alineada con los indicadores de pobreza, ruralidad o déficit en acceso a servicios públicos y conectividad vial.

Los municipios con infraestructura deficiente o problemas sociales mayores reciben menos recursos que otros con mejores indicadores. Por ejemplo: a Riosucio le asignan 15,6% mientras que a Samaná solo el 1,0%. Lo que contradice la promesa de prioridad rural, equidad territorial y planeación basada en datos.

Lo mismo sucede con otros municipios como Victoria, Risaralda, Pácora, Norcasia y Marmato que concentran apenas el 13% del total territorializado, aumentando el rezago en el sector minero y agrícola del departamento. Al parecer, la asignación presupuestal está alineada no con las necesidades sino con la conveniencia política.

El informe destaca que Caldas creció un 2,2% en el 2024, por encima del país. Sin embargo, no es suficiente porque el aumento no se refleja en mejores salarios ni en reducción del empleo informal. Los sectores tradicionales siguen sosteniendo la economía, mientras que los sectores como el agro y la industria no despegan.

¿Y cómo van a despegar? Si invierten en contratos de prestación de servicios 10 veces más que en Agricultura, 40 veces más que en Ciencia, Tecnología e Innovación y 17 veces más que en Comercio, Industria y Turismo. La cifra de dicha contratación es de 58 mil 746 millones, equivalente a 1.146 contratos.

Además, Caldas es el segundo departamento del país con más población longeva. Municipios como Neira ya está viviendo las consecuencias de la falta de políticas que promuevan el empleo y la formación en los territorios, ya que en el último año no solo ha disminuido de manera significativa la población de niños, sino que la de ancianos ha aumentado. Sino formamos futuro hoy e implementamos con urgencia la economía plateada nuestras personas mayores no tendrán una vejez digna y activa.

Rendir gastos no es rendir cuentas. 486 páginas sin indicadores que determinen cómo el Gobierno Departamental se gasta los recursos de los ciudadanos, quienes pagamos impuestos, imposibilita la verdadera veeduría.

La ciudadanía necesita saber cuántos empleos se generaron, cuántas viviendas se mejoraron, cómo avanzó la reducción de la pobreza multidimensional o cuántos cupos escolares se asignaron, entre otros datos realmente útiles. Pero lo que se presentó fue un informe que se limita a describir gasto de inversión, donde los indicadores no son más que la forma en que se ejecutó el presupuesto. Una lógica que reproduce la política del Gobierno petrista y socialista: gastar, gastar y gastar, sin mostrar resultados concretos.

 

*La información aquí consignada está basada en información suministrada por la Gobernación de Caldas.