Colombia es un país de regiones, conformado por departamentos que presentan diferentes niveles de desarrollo, debido a que cada territorio tiene particularidades en sus dinámicas sociales, sistema productivo y riqueza natural. Esta situación genera que, el gobierno nacional deba construir estrategias con enfoque diferencial, que se adapten a las condiciones específicas de las poblaciones.
La Constitución Política hace referencia que “Colombia es un Estado Social de Derecho organizado en forma de república unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales (…)”, sin embargo, predomina el sistema centralista, situación que hace que las principales decisiones del país se tomen en un escritorio en Bogotá, a kilómetros de las realidades locales y por funcionarios que desconocen el contexto territorial.
Este modelo fortalece la equivocada y molesta idea de que los departamentos y los municipios no tienen las competencias para establecer los proyectos que le generarán su propio desarrollo, además de fomentar una alta dependencia en instituciones alejadas de los territorios. Por ello, los alcaldes de los municipios de sexta categoría, que representamos el 85% del país, debemos hacer presencia constantemente en las entidades del orden nacional, en las que, la mayoría de veces llegamos con una carpeta de proyectos y nos regresamos con cinco paquetes de requerimientos, algunos de ellos, pueden considerarse absurdos, debido a su desconocimiento de las regiones.
La normatividad nacional fortalece el sistema centralista, entregando cada vez más poder de decisión y mayor presupuesto al gobierno nacional, por su parte, a las alcaldías se nos incrementan las responsabilidades con disminución en recursos económicos, siendo esto una gran contradicción, debido a que somos los que tenemos que resolver las necesidades inmediatas de la sociedad. Las bases del Plan Nacional de Desarrollo “Colombia potencia mundial de la vida” incrementan el centralismo, entregando mayores facultades al presidente, además no establecen una ruta clara para la implementación de estrategias para el desarrollo de Caldas, y si bien se incluyen 18 proyectos para el departamento, entre ellos, la construcción de Aerocafé, los reasentamientos de vivienda por ola invernal, la plataforma logística de La Dorada, entre otros, no se identifican las partidas presupuestales de manera definida.
Del recaudo fiscal, de acuerdo a la ley 1454 de 2011, le corresponde el 84% a la nación, el 11% a los municipios y un 4% a los departamentos, evidenciándose un bajo retorno en la renta que se genera en las regiones, por su parte, la captación de recursos producto de la reforma tributaria se genera a través de las personas que habitan los municipios.
Es así que deben construirse mecanismos que fortalezcan la descentralización político-administrativa, que permitan una mayor independencia en las regiones, y que en el caso particular de nuestro departamento, se fomente una Caldas descentralizada, la cual, tenga las herramientas necesarias para implementar una gobernanza de “abajo hacia arriba”, es decir, que los municipios puedan ser los promotores de su propio desarrollo, entregando mayor protagonismo a los actores que habitan y trabajan por el territorio.
La Caldas descentralizada debe tener la capacidad de hacer que sus municipios trabajen articuladamente, aprovechando las potencialidades de cada uno, fomentando los sectores que jalonan el desarrollo y estructurando una visión compartida de región, siendo estas las bases para ser un departamento que le apuesta a la gobernanza de sus localidades. En este sentido, el fortalecimiento de la autonomía es una apuesta de visión compartida, con metas de largo y mediano plazo, por ello, se deberá potencializar, entre otros, los siguientes aspectos para generar una adecuada transformación:
1.Ordenamiento Territorial: para garantizar la autonomía departamental, los municipios tendrán que actualizar este importante instrumento de planificación, debido a que es el principal instrumento para generar desarrollo en las localidades.
2. Asociación entre municipios: son una de las principales figuras de la descentralización, constituyéndose en un escenario de trabajo articulado entre localidades, los cuales, de acuerdo a sus fortalezas, identifican los aspectos comunes y los potencializan conjuntamente.
3. Generación de capacidades institucionales: Se dinamizará el desarrollo municipal a través del fortalecimiento administrativo y financiero de las entidades territoriales, estableciendo estrategias para que gocen de autonomía para gobernarse.
Las regiones hoy reclamamos mayor autonomía, estableciendo una relación dinámica entre los diferentes niveles del Estado, escuchando la voz de las localidades, esta situación, es un asunto prioritario para los nuevos mandatarios territoriales, que deberán buscar la equidad, defender la regionalización y proteger la institucionalidad territorial.