De acuerdo a Emas by Veolia, cada manizaleño produce en promedio 26 kilos de residuos sólidos al mes, de los cuales tan solo el 3.3% es aprovechado y transformado en nuevos subproductos, el restante es transportado directamente al relleno sanitario “La Esmeralda”, que recibe aproximadamente 1.600 toneladas al año. 
El Gobierno nacional mediante el Plan de Desarrollo “Colombia potencia mundial de la vida” propone el programa “Basura Cero” que estaría a cargo del Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, impulsando el reciclaje, la reutilización y la clausura de los botaderos a cielo abierto. Sin embargo, no se evidencia con claridad su puesta en marcha y como este impactará a las regiones, ya que, una de las problemáticas existentes es la inadecuada disposición final de basuras en ríos y quebradas, ocasionando afectaciones a los ecosistemas naturales y a la salud pública. 
Lo anterior, presenta como detonante que el ordenamiento territorial continua como un deber pendiente, el 88% de las localidades en Colombia tenemos desactualizado este instrumento de planificación, situación que afecta la gestión integral de los residuos sólidos, impidiendo la asignación de zonas aptas para su disposición, además que esta normativa es la base para transformar los rellenos sanitarios en parques tecnológicos ambientales, siendo estos espacios útiles para desarrollar procesos de avance científico en el que se preserve la biodiversidad, se fortalezca la cultura ambiental, se fomente la transición energética, entre otros. 
La transición energética es una de las principales apuestas para mejorar las condiciones ambientales, constituyendo un proceso de cambio en la producción de energía en el que se reemplazan los combustibles fósiles como el carbón y el petróleo por fuentes renovables como las solares y eólicos. Los residuos sólidos son un factor que pueden aportar en el desarrollo de energías no convencionales, dado que su potencial es un insumo para desarrollar proyectos de generación de biogas, electricidad o calor, contribuyendo de esta manera a la reducción de la dependencia a energías convencionales y a la gestión efectiva de acciones sostenibles que apuntan a la disminución de impactos nocivos al ambiente. 
Por ello, se deberá establecer una estrategia para transformar la basura como insumo para la transición energética en el departamento de Caldas, debido a que este ostenta un alto potencial y sus municipios requieren con urgencia acciones innovadoras para dar respuesta a esta situación, por lo tanto, propongo la incorporación de los siguientes aspectos:
1. Caldas carbono neutral: programa para disminuir el uso de elementos contaminantes, evitando la saturación de rellenos sanitarios y la reducción de gases efecto invernadero. Así, se alcanzaría una mayor conciencia ciudadana a través de la educación ambiental, buscando debilitar los efectos negativos de esta problemática.
2. PGIRS: el Plan de Gestión de Residuos Sólidos es la principal política pública que las localidades tiene para encontrar soluciones a corto, mediano y largo plazo en la acumulación de basuras. Su adecuada ejecución en articulación con las comunidades, impulsa el reciclaje, la separación en la fuente y el aprovechamiento integral de residuos.
3. Economía Circular: la transición energética con basura se constituirá en la base para alcanzar recursos económicos mediante la comercialización de nuevas energías bajo el principio de valor añadido, conformándose alianzas público privadas para fomentar el desarrollo sostenible con un alto contenido de innovación e involucrando a la institucionalidad y comunidades. 
4. Articulación interinstitucional: el trabajo mancomunado entre todas las fuerzas vivas del territorio, que involucre los empresarios, la academia, el sector gubernamental, Corpocaldas y la ciudadanía; de esta manera se transforma una situación adversa en oportunidades de progreso.
El llamado para los municipios es buscar a como dé lugar la reducción de los residuos sólidos, trabajando de la mano entre todos para alcanzar este propósito; así mismo, se deberá construir un mecanismo para que estos desechos se constituyan en el eje para la implementación de la transición energética, mitigándose problemáticas ambientales y de salubridad, sumado a que transforma una situación adversa en beneficio económico.