Caldas es un territorio donde el emprendimiento no es una moda reciente, sino una práctica arraigada en la cultura, la historia y la forma de relacionarse con el territorio. En cada municipio emergen iniciativas productivas que nacen de la creatividad, la autogestión y la capacidad de transformar necesidades en oportunidades. Esta fuerza local se enmarca en la realidad nacional, las mipymes representan el 99% del tejido empresarial colombiano, generan la mayoría del empleo y aportan alrededor del 35% del PIB. En el caso de Caldas, constituyen la base de la economía y una alternativa real para el sostenimiento de miles de familias.
El Índice Subnacional de Emprendimiento del Consejo Privado de Competitividad ubica a Manizales en el 2025 en el quinto lugar entre las principales ciudades del país, aunque la ciudad desciende un puesto respecto al año anterior, mantiene fortalezas que la posicionan como referente en innovación, generación de conocimiento y ambiente propicio para la creación de nuevas ideas; sin embargo, también revela desafíos persistentes, mejorar la percepción del emprendimiento como opción profesional estable, ampliar las oportunidades de financiamiento y fortalecer la formalización empresarial. Estas brechas muestran que, aunque existe un terreno fértil, aún falta consolidar un ecosistema verdaderamente competitivo.
En los demás municipios de Caldas, aunque no exista una evaluación formal del ecosistema emprendedor, el potencial es evidente y creciente. Las Juntas de Acción Comunal a través de sus Comisiones Empresariales están liderando iniciativas locales que dinamizan las economías de base y fortalecen la cohesión comunitaria. Por su parte los jóvenes encuentran en el emprendimiento una posibilidad para construir proyectos de vida y aportar soluciones innovadoras a los problemas de sus territorios. Los Consejos Municipales de Juventud tienen hoy la oportunidad de articularse con las alcaldías para impulsar programas que los integren al tejido productivo. Así mismo, los adultos mayores están encontrando en el emprendimiento una vía digna de participación económica y social.
Las instituciones educativas y las universidades del departamento desempeñan un papel estratégico, no solo han incorporado programas de emprendimiento en sus currículos, sino que también avanzan en procesos de investigación, incubación y acompañamiento, pero se requiere fortalecer la conexión entre la academia y las realidades locales para que la formación no se quede en el aula sino que llegue al territorio y responda a sus necesidades concretas.
A pesar de este panorama alentador el gran desafío es convertir este potencial en una apuesta estructural, Caldas tiene las capacidades emprendedoras, pero necesita una mayor decisión política para consolidarlas como estrategia de desarrollo territorial, esto implica promover políticas públicas coherentes, asignar recursos suficientes y oportunos, reducir la burocracia que afecta a los emprendedores y garantizar que los programas privilegien el impacto sobre la operación, los operadores no pueden ser más beneficiados que los emprendedores.
Miles de caldenses están listos para aportar con sus ideas, su talento y su esfuerzo. Lo que se requiere ahora es que el Gobierno reconozca su papel estratégico y dé el impulso necesario para transformar este potencial en bienestar social, crecimiento económico y oportunidades reales para todos.