Una frase que regularmente se escucha en las instituciones gubernamentales es que “hay más necesidades que plata, y más plata que proyectos”, haciendo alusión a que, en Colombia, existen los suficientes recursos financieros, pero falta gestión efectiva para realizar programas de impacto. Por lo tanto, esta premisa es una invitación a los mandatarios a plantear iniciativas que beneficien a las comunidades, impulsando el desarrollo territorial a través de obras y estrategias que generen transformación.

La Gobernación de Caldas, poco a poco, se ha convertido en una entidad experta en establecer iniciativas que no tienen terminativa; es decir, se construyen muchos proyectos que al momento de su formulación crean una gran expectativa, que con bombos y platillos anuncian que serán una realidad, pero pasado el tiempo no se culminan, siendo sus logros pírricos.

Cómo olvidar cuando en el año 2018, hace más de 6 años, se iniciaba el proyecto de remodelación de las centrales de sacrificio, ofreciendo que, en poco tiempo, se alcanzarían importantes ganancias por la prestación de los servicios que ofrecerían estas infraestructuras. Sin embargo, en la actualidad la realidad es otra, el proyecto es un fracaso, condenando a los municipios a albergar elefantes blancos y parece que la Gobernación es indolente ante las comunidades afectadas, y cuándo identifican críticas, lo que hace es convocar a los alcaldes sin entregar soluciones.

Esta misma situación se presenta en el muy publicitado programa Revolución de la Vivienda, de Luis Carlos Velásquez, que tenía el propósito de entregar 4.000 casas a los caldenses, el cual no logra concluirse por su falta de planeación, por la ineficacia en la ejecución de los recursos y por anteponer los intereses politiqueros sobre el beneficio de las comunidades vulnerables. Pronto se cumplirá el primer año de la Administración de Henry Gutiérrez y las soluciones aún no llegan, por el contrario, lo que se escucha son excusas cuando los municipios afectados se encuentran pagando intereses de casas que siguen sin aparecer.

El proyecto de pavimentación de las Vías del Hermanamiento entre los departamentos de Caldas y Antioquia, hace parte de este grupo, es indignante identificar el grado de improvisación e indolencia con las localidades afectadas. Tristemente se está convirtiendo en costumbre escuchar que la vía Riosucio-Jardín presenta problemas, que se van a entregar prórrogas, repartiendo culpas, pero sin resolver las afectaciones; de igual manera, la vía entre Supía-Caramanta no arranca después de más de 2 años de anunciar su inicio, aspecto que no dista con lo que está pasando con las vías que comunican a Samaná con Florencia y Arma con La Pintada. Toda una vergüenza.

Desafortunadamente el listado de iniciativas sin terminativa en Caldas es mucho más largo, nutriendo este terrible grupo la construcción de Aerocafé, la hidroeléctrica Miel II, la cancha sintética de Florencia en Samaná, el centro de innovación en Villamaría, la pista de patinaje de Riosucio, el centro de desarrollo minero de Marmato, entre otros.

Los caldenses exigimos la terminación de los proyectos liderados por la Gobernación, es increíble que pase el tiempo y que los artífices de estos fracasos sigan sin responder, mientras que las comunidades siguen esperando que sin excusas se cumpla con lo estipulado en los proyectos.

Marco Antonio Londoño Zuluaga