Las finanzas públicas son de gran importancia para el desarrollo de los países, siendo el instrumento para dinamizar aspectos que mejoran la calidad de vida de las comunidades; sin embargo, el desconocimiento e indiferencia acerca de su configuración, manejo e impacto entre la ciudadanía es muy alto, por lo que regularmente nos alertamos cuando nos cobran un nuevo impuesto o vemos afectada nuestra economía por las decisiones tomadas por el Estado.

El Ministerio de Hacienda radicó ante el Congreso de la República la propuesta del presupuesto que tendrá el Gobierno nacional para el año 2025, que tiene un valor de 523 billones de pesos, dando a conocer que para alcanzar esta cifra hacen falta 12 billones de pesos y para conseguirlos se presentará una nueva reforma tributaria, que el presidente Petro ha disfrazado con el nombre de “Ley de Financiamiento”, tal vez para que los ciudadanos nos distraigamos en saber que en dos años llevamos dos ajustes que literalmente le han metido la mano en el bolsillo al pueblo.

El presupuesto 2025 está compuesto en un 63% por gastos de funcionamiento, que tendrá un aumento del 6,2% comparado con el de este año; es decir, están solicitando más recursos para la contratación de personal y para financiar los gastos de la operación del Estado: más dinero para paseos en helicóptero, para viajes al exterior, eventos de autobombo del Ministro TIC, entre otras excentricidades a las que nos tiene acostumbrado el Gobierno de Petro.

Por su parte, la inversión para proyectos estratégicos que generen desarrollo para la Nación, es de tan solo el 16%, registrando una disminución del 17,4% comparado con el 2024. Podemos decir que estarán desfinanciados los grandes proyectos de infraestructura, entre los que se encuentran las anheladas vías rurales, el apoyo a los emprendedores, el desarrollo del campo y las estrategias que nos permitan avanzar como país.

La propuesta que será debatida y votada por los congresistas tiene como perla la disminución en las finanzas de los proyectos dirigidos a los campesinos en un 47%, al deporte se le recortará el 66%, a ciencia y cultura el 25%, ambiente el 13% y vivienda el 12%. Es indignante que los deportistas colombianos no tengan el apoyo económico para representar al país, mientras que el Ministerio del Deporte no ejecuta los recursos y el presidente derrocha en burocracia.

Ante este oscuro panorama, Petro ha propuesto generar las “Inversiones Forzosas” un modelo aplicado en Venezuela y Bolivia que consiste en que los dineros que los ahorradores tienen en los bancos puedan ser utilizados por el gobierno, aspecto que preocupa debido a la inseguridad económica que tendrían los ciudadanos y la desestimulación a las grandes inversiones del sector privado debido a la carencia de reglas claras y a la falta de garantías.

Por el contrario, propongo la “Eficiencia Forzosa”, que es aquella que obliga al Gobierno nacional a destinar el presupuesto público en lo que realmente necesita el país, invirtiendo en resolver las necesidades de los colombianos, buscando el desarrollo de los territorios, abandonando los escándalos por robos y haciendo que el dinero de todos no termine en los bolsillos de los corruptos.