Estamos viviendo una época que cuestiona visiones optimistas como la de Steven Pinker. Es cierto que la humanidad ha hecho progresos notables como plantea Pinker en sus libros “Los Ángeles que Llevamos Dentro” y “En defensa de la Ilustración”. También es cierto que muchos de esos avances están desigualmente distribuidos y que el panorama hoy es bastante sombrío. Los conflictos violentos están aumentando. De acuerdo con las bases de datos sobre conflictos armados de la Universidad de Uppsala (Suecia), en 2022 murieron 237 mil personas en el mundo por cuenta de los conflictos violentos, la cifra más alta desde 1994, año del genocidio en Ruanda. Con los ataques terroristas de Hamás y los crímenes de guerra del gobierno israelí, las cosas para 2023 pintan aún peor. En el mundo hay 55 conflictos armados en los que una de las partes es algún Estado y 82 conflictos en los que actores armados no estatales luchan entre sí. Colombia está en los dos listados.

El panorama ambiental es crítico. El secretario general de Naciones Unidas advirtió hace unos meses que no estamos en una era de calentamiento global, sino de ebullición global, lo cual pone en riesgo la existencia misma de la civilización humana y exacerba la pobreza, las crisis migratorias y los conflictos violentos. En cuanto a la política, las cosas también están empeorando. De acuerdo con Freedom House, el centro de pensamiento que monitorea la evolución de las libertades políticas y los derechos civiles en el mundo, en 2022 la libertad en los diferentes regímenes disminuyó como lo ha venido haciendo en los últimos 17 años. De los 195 países analizados, 57 fueron calificados ese año como “no libres”. Seguramente, el informe de 2023 continuará mostrando esa senda descendente. El fascismo que creíamos superado está ganando elecciones en diferentes partes del mundo. Ahora, algunos como Milei en Argentina representan una variante reaccionaria disfrazada de libertarismo. Es escalofriante que cien años después de la marcha de Mussolini sobre Roma el fascismo haya triunfado en las urnas en Italia.En otras partes, demagogos tanto de izquierda como de derecha están capitalizando las fallas de la democracia para responder apropiadamente a las demandas y reivindicaciones de la ciudadanía.

Las crecientes y abismales desigualdades socavan la democracia misma y el principio de igualdad política de los ciudadanos. Además, abren las puertas a quienes en nombre de la soberanía popular derriban estados de derecho y suplantan esa misma soberanía que pretenden reivindicar. La inteligencia artificial que brinda opciones muy interesantes tiene, sin embargo, un lado muy oscuro. Además de los efectos negativos que su uso inadecuado puede tener sobre la originalidad y la creatividad en la vida académica y cultural, un informe, también de Freedom House, advirtió sobre los riesgos de represión que la inteligencia artificial conlleva. De acuerdo con su informe: “La Libertad en la Red 2023: El poder represivo de la inteligencia artificial”, los gobiernos la aprovechan para controlar la información, desarrollar nuevas formas de censura y difundir noticias falsas. Son muchos los motivos para el pesimismo. Sin embargo, no podemos dejar que este nos conduzca hacia la apatía o al cinismo. Muchas de las cosas que hay que cambiar en el mundo dependen de nuestras decisiones cotidianas. Que hayamos tomado malas decisiones en el pasado o que las estemos tomando ahora no es motivo para persistir en ellas. Este planeta no tiene cómo ser un lugar decente si las personas que vivimos en él no lo somos. Los grandes cambios dependen de lo que hacemos día a día.

Nota de pie: Toda mi solidaridad para la familia y amigos del Doctor Nicolás Restrepo.