El machismo es uno de los problemas más arraigados en nuestra sociedad, y aunque se han logrado avances significativos en los últimos años, aún persisten actitudes y comportamientos que perpetúan la desigualdad de género. Muchas mujeres y algunos hombres soñamos con superar el machismo y avanzar hacia una sociedad más equitativa y armoniosa.
El machismo no solo afecta a las mujeres, también a los hombres; impone roles y expectativas a cada uno, limitando el desarrollo real de los seres humanos. El machismo, al igual que gran cantidad de creencias sobre las que construimos nuestras vidas, se basa en una visión absurda y jerárquica de los géneros, en la cual se considera que los hombres son superiores a las mujeres. Esta creencia limitante va en contra de todos los principios espirituales de unidad, amor y respeto por todas las formas de vida. Y es la creencia que nos ha llevado a vivir situaciones atroces como el homicidio de mujeres por luchar por su libertad y querer hacer sus propias vidas, lejos de sus esposos y acosos y maltratos de todo tipo, por el solo hecho de ser mujeres. La realidad es que la energía femenina es muy fuerte, es alegría, amor, belleza, compasión, intuición, percepción extrasensorial, resiliencia; es tan poderosa como la energía del mar, pero ha sido domada por los hombres, haciendo que en muchas mujeres el miedo sea lo que reine en sus vidas y se sientan sometidas y atrapadas. El ideal es que todos pudiéramos equilibrar nuestra energía femenina y masculina, para tener vidas más balanceadas y justas.
Hace pocos días sucedió en Bogotá un hecho que dejó a miles de personas consternadas, ya que un marido obsesionado con su mujer no aceptó que lo quisiera dejar y frente a gran cantidad de personas decidió acabar con la vida de ella y posteriormente con la suya.
Muchas veces siento impotencia al ver que aunque las mujeres son tan poderosas se dejen manipular, aplastar o extorsionar emocionalmente por miedo a la soledad, al qué dirán, al qué pensarán sus familiares o a salir de la zona de supuesta comodidad y se asustan, se autoengañan y siguen la cadena generacional de sufrimiento. Si estás siendo víctima de maltrato, amenazas y violencia debes sacar ese poder femenino interior y actuar conscientemente con un plan de acción concreto para lograr salir de ese ciclo desgastante.
1. No le tengas miedo al miedo, hace que nunca denuncies, que nunca hables, que resistas en silencio todas las amenazas y abusos a los que eres sometida.
2. Una vez tomes la decisión de dejar esa relación tóxica y abusiva, es importante tener un plan de seguridad en marcha. Puedes buscar ayuda en personas de confianza o en organizaciones especializadas para diseñar un plan de salida seguro. Puede incluir tener a mano documentos, dinero en efectivo, un lugar seguro para alojarte y apoyo emocional.
3. Empodérate y activa tu energía femenina, es la que te va a ayudar a salir adelante, a enfrentar todo lo que viene en camino y a tomar las decisiones adecuadas desde tu intuición. Para esto, debes estar en silencio, entrar en contacto con tu interior, meditar, escuchar a tu corazón, mantenerte en contacto con la naturaleza y experimentar gratitud por todo lo que ha pasado, porque ese pasado te ha hecho crecer y evolucionar, por eso lo debes honrar y apreciar.