Cabo Cañaveral o Kennedy, en el estado de la Florida (EE. UU.). A las 8:30 de la mañana una multitud reunida esperaba el lanzamiento del cohete espacial, rumbo a la estación orbital que le esperaba miles de kilómetros arriba. La cuenta regresiva empezó: 3- 2- 1 y en medio de una inmensa nube y un fuerte fogonazo el cohete respaldado por la Boeing se elevó en medio de gritos y aplausos. Dos astronautas, un hombre y una mujer, ya iban rumbo al objetivo. Allí les esperaban siete astronautas, cinco hombres y dos mujeres, para completar la tripulación que está cumpliendo labores de óptima estadía en el espacio.
Después de varios minutos de vuelo del cohete y su despegue exitoso, una parte ardiente se desprendió y quedó flotando como basura espacial. Aprendí, según explicaron los periodistas, que si los cohetes no se desprenden de las partes ya quemadas, no podrá ser posible que las naves entren al gran espacio fuera de la atracción terrestre; si nó se despoja de lo que ya sobra y está consumido, chocará con la órbita terrestre y explotará en un doloroso desastre. Para volar debe despojarse de lo ya carbonizado.
Me parece que en la vida real de cada uno de nosotros como seres humanos ocurre lo mismo; si no sabemos despojarnos del pasado oscuro, negativo, doloroso, quedamos fijados a no poder elevar nuestras aspiraciones, permanecemos estancados sin avance alguno. No veremos prosperidad en el avanzar de los años, estaremos dando círculos sin romper barreras, etapas.
Son muchas las personas que se amarran a un pasado o una niñez difícil y convierten la vida en un lamento constante rumiando recuerdos negativos, odios, complejos, miedos y pecados que si no se dejan serán casi una sepultura en vida, un peso muerto que quita todo avance, alegría, esperanza, ganas de vivir mejor. Otros llevan dentro una basura que ensucia su vivir, venenos que han recibido de la sociedad y los han sumergido en hábitos como el licor, los estupefacientes, las venganzas; quedan dando círculos sin avances.
Es verdad: hay que dejar en el ayer, como etapa de crecimiento, pero que ya es preciso dejar, “que me impide superación . La carta a los Gálatas anota en resumida frase la posible realidad de quitar lo negativo: “Para ser libres, nos liberó Cristo” (Gal. 5,1 ). Viva la libertad que eleva la existencia al bien supremo.