Contaba una niña de 12 años después de estar perdida en una selva tras un accidente de aviación, que logró encontrar salida gracias al recuerdo que su padre le dejó al anotarle que mirara un hilo de agua y lo siguiera sin perderlo de vista; de seguro la llevaría a otro río o a un lago y estaría a salvo entre la gente.
Gracias al consejo de su padre aquella chiquilla se salvó, proeza que fue llevada al cine y que nos señala uno de los papeles de los padres con sus hijos.
Señalo esto al celebrarse hoy el Día del Hombre. Me llama la atención que se escogió esta celebración en la memoria cristiana de un varón, padre putativo de Jesús, pero que vivió proezas de enseñanza precisa y fuerte.
Estuvo al frente de un hogar, custodio de los grandes tesoros protagonistas de la historia del Nuevo Testamento: Jesús; y María, en matrimonio sencillo y pobre, pero enrutado en hacer siempre la voluntad de Dios.
Vivió una noche oscura en crisis de amor y hogar, en dudas y deseos de partir al no entender los sucesos brotados en su vida y hogar. Sueños e insomnios llenaron de temores el sí de un amor dado a María y el Niño por nacer.
Todo se agravó al hacer frente al momento del nacimiento en lugar ajeno, en cuna extraña, en noche lejana.
Vivió también dos desiertos sofocantes y cansinos: El silencio de Dios que parecía haber dado la espalda a sus preguntas, luchas, trabajos y pobreza; a la pérdida del Niño ya de 12 años dando pasos de independencia.
El otro desierto que si bien con algunos oasis y montañas desgastó su entusiasmo esponsal al tener que salir huyendo con su hogar hasta Egipto, con cultura y lengua desconocida y esperar hasta la muerte del cruel Herodes.
Pero dio muestras de varón fuerte, caminante decidido, obrero de manos fieles y sobre todo se dejó guiar del mensaje que en oración sosegada y confiada recibió: "José, no temas".
Siempre le acompañó hasta su muerte, acariciado por Jesús y María el eco de esas palabras que le daban energía para manejar la herramienta, orar en familia, ser buenos judíos y morir un día entre las caricias de su hogar.
Varón caminante, modelo de hombre.