Alguien anotó que un nacimiento y una muerte han enmarcado a Calcuta en una historia de amor y en dos premios Nobel. Rabindranath Tagore nació en Calcuta y la Madre Teresa murió allí mismo; él, premio Nobel de literatura, y ella, Nobel de la Paz. Ambos mueven al mundo después de muertos con sus palabras, vida y mensajes. Uno Indú y la otra católica, son místicos.
Tagore nació en 1861 y murió en Santiniketan el 7 de agosto de 1941; viviente de una guerra mundial, vidente de aciertos y desaciertos en política y vida civil, escribió desde su mirada llena de sentido religioso páginas y mensajes de profundidad e invitación a la esperanza y a creer que la belleza en el hablar, escribir y actuar traen al mundo un baño de limpieza y mejoría.
Hoy, cuando la bondad, verdad y belleza en el hablar, escribir y actuar están en el ocultamiento de la grosería hecha escenario y letra, canto, pintura y encuentro, Tagore nos sitúa en la luz de la palabra en prosa y poesía expresando caminos mejores.
Irene Vallejo en sus escritos finos, elegantes y bellos, cita conceptos que vale recordar. De Mia Couto señala: “Parecen dibujos, pero dentro de las letras están las voces”. Antonio Bassanta anota: “Leer es siempre un traslado, un viaje, un irse para encontrarse. Leer aún siendo un acto comúnmente sedentario, nos vuelve a nuestra condición de nómadas”.
El inmenso José María Pemán, mago de las palabras, dedica páginas a Tagore que me gusta recordarlas: “Nos gusta escucharte porque nos es precisa tu ternura y tu paz. El Señor te llenaba de música infinita la recta caña de tu cuerpo delgado”. “Aquel hombre sabio que al conocer el mundo sólo conoce el mundo, jamás conocerá el mundo del todo”. “Tu verso viene desde el gozo, desde la inmóvil perfección”.
Continúa Pemán: “Gracias Tagore por la ternura, el verdor de tu verso que humedece mis piedras de Occidente; encontraste un peregrino meditabundo y te contó que sus hijos le habían malbaratado y revendido sus viejas heredades y sus viñas y luego te añadió junto al oído: Yo me llamó Jesús”.
Es bueno que palabras como flores acompañen el ruido de fusiles que con sangre valiente dejaron un camino de Independencia y gritos de Patria y Libertad, como recuerda hoy de pie nuestra Colombia en fiesta nacional.