Recordando las gestas de su amada España, Jorge Manrique, muerto en 1478 escribió: "Qué se hizo el rey don Juan y los infantes de Aragón, qué se hicieron, qué fue de tanto galán y qué de tanta invención que trajeron". Este 19 de noviembre me trae motivo para decirlo aplicado a nuestra Manizales.

El 19 de noviembre de 1922 fue la consagración como segundo obispo de Manizales de monseñor Tiberio de Jesús Salazar y Herrera párroco de Sansón; su obra no ha sido muy resaltada, pero le tocaron los dos incendios últimos de Manizales y supo dirigir el resurgimiento animando a no decaer, a unirse en amor y audacia con el padre Adolfo Hoyos Ocampo, con quien inició aún en medio de las humeantes cenizas la construcción de la Catedral actual que es emblema e historia de la ciudad y la Arquidiócesis, regalada con un desfilar de valiosos jerarcas a los cuales mucho debemos.

Otro 19 de noviembre, en 1951, se interpretó por primera vez el Himno a Manizales, que enciende los ánimos, el civismo, la historia y el compromiso con nuestra hermosa ciudad. El promotor de este himno fue el dr. Fernando Londoño, alcalde del centenario de la ciudad. La letra es del poeta Eduardo Carranza; fueron 11 estrofas y el maestro musical, José Rozo Contreras, escogió la primera como Coro y la quinta y séptima como estrofas; bajo su dirección se inauguró en el Teatro Olimpia, joya arquitectónica de grata memoria y lamentada demolición y se hizo con el coro del conservatorio musical de esta ciudad y acompañado de la Banda Nacional. Se declaró himno oficial en 1996.

Unidos y con energía cantamos su letra diciente y reto: " Manizales beso tu nombre que significa juventud, beso la orilla de tu cielo y de pie te canto salud. Sobre tu frente cruza un águila y a tus pies un río de miel y arde la vida bellamente en el varón y en la mujer".

Muchas jornadas han ensamblado su civismo, espacios de luchas y seguimiento como la avalancha del volcán Arenas del Nevado, pero también luminosos días y en la Feria anual, junto con el Festival de Teatro y una estudiosa niñez y juventud crece como ciudad que hace presente la audacia heredada del pasado. La cruz casi en vuelo de la flecha alta de la Catedral sea faro y fuerza para proseguir haciendo buena historia.