Tiene dos títulos profesionales, un posgrado y la sensibilidad social más que necesaria para desempeñarse en el cargo que tiene. En su discurso se nota que maneja ampliamente los temas con los que trabaja en un alto cargo en una empresa, pero el acoso laboral al que se vio sometida esta persona la llevó a buscar cuánto ganaría como repartidora de Rappi porque estaba tan agobiada, que prefería trabajar en eso antes que seguir sometida a los malos tratos de compañeros de trabajo a los que simplemente no les cabe en la cabeza que ella sea una persona trans.
Afortunadamente, por esas coincidencias de la vida, justo el día que iba a renunciar, sus jefes se dieron cuenta de sus intenciones de irse a trabajar como mensajera y lo impidieron. Increíble que a estas alturas los prejuicios pesen más que las capacidades de una persona para desempeñar un trabajo. Que importe más cómo se viste, sus preferencias sexuales, que dicho sea de paso, hay que recordarlo, son un asunto privado. Que el prejuicio nos esté privando de talentos excepcionales en la construcción de desarrollo.
La historia que acabo de contar es una de las que conocimos en el proceso de reportería para el trabajo titulado “En Marmato, ‘muy machitos’ con la diversidad sexual” que publicamos en Pensé que 'voz' sabías hace algunas semanas y que se nos quedó por fuera por temas de espacio. La persona nos contó su historia con el compromiso de no revelar su nombre ni el de la empresa para la que trabaja.
En Pensé que 'voz' sabías nos preguntamos cuáles eran las opciones laborales de las personas LGBTIQ+ en los municipios de Caldas, donde, en general, no hay gran industria ni gran comercio, por lo que el Estado, es decir, las alcaldías, son la principal fuente de trabajo.
Cuando empezamos a indagar conocimos el proceso que se está realizando en Marmato y nos pareció una historia muy potente, un caso que devuelve la esperanza. Un municipio tradicionalmente minero y “machista” que celebró en el 2025 la quinta marcha del orgullo gay, conmemoración que ya está institucionalizada por acuerdo municipal para garantizar los recursos y no depender del gobierno de turno. Además, está en el top 5 de las administraciones municipales de Caldas que más integrantes de esa comunidad tiene entre sus empleados: 5 personas.
Para Santiago Cano García, coordinador de comunicaciones y prensa de la Empresa de Servicios Públicos de Aseo de Marmato y activista LGBTIQ+, la clave del cambio es la voluntad política, pues fue un exalcalde conservador, además, quien le abrió las puertas a él para trabajar en la Administración municipal y allí empezó el proceso que han hecho en pro de la inclusión.
En Marmato están logrando generar un ambiente seguro para que las personas desarrollen su personalidad libremente y puedan trabajar en la Alcaldía o caminar por las calles sin miedo. Eso es lo que necesitamos en todos los campos para ser, de verdad, una sociedad diversa, destacaron varias de las fuentes consultadas para el trabajo.
La pregunta es, qué estamos aportando cada uno de nosotros en nuestros ambientes laborales, familiares y sociales en general para asegurar estos ambientes seguros para personas que han sido discriminadas por tanto tiempo.