La garza agamí (Agamia agami) el 27 de junio en la charcha de Guarinocito en La Dorada (Caldas).

Foto | Cortesía Maikol Mendoza (@pharomaikol_birding) | LA PATRIA La garza agamí (Agamia agami) el 27 de junio en la charcha de Guarinocito en La Dorada (Caldas).

La ciencia ciudadana es clave para la biodiversidad y la conservación. 

Pajareros entusiastas en Caldas lo han demostrado este 2024 con reportes de aves que desde hace varios años no se registraban en el departamento o que ayudaron a confirmar su presencia en la región. 

Un avistamiento excepcional fue el que realizaron el 27 de junio Maikol Mendoza, Juan Manuel Buitrago, Yorman Arias, Carlos Alberto Arbeláez, Andrés Ospina y Sergio Adrian Murillo, del grupo de observadores de aves del Oriente de Caldas y la Sociedad Caldense de Ornitología (SCO). 

Ellos lograron identificar y fotografiar la garza agamí (Agamia agami), considerada como una de las garzas más bellas del mundo, en la charca de Guarinocito en La Dorada (Caldas). 

Su último registro fue hace 10 años en el marco del Plan de Manejo Ambiental del DMI charca de Guarinocito, pero sin evidencia fotográfica”, precisó la bióloga de la Universidad de Caldas Valentina Marín. 

Según la SCO, las poblaciones más abundantes en Colombia se encuentran principalmente en los manglares de Córdoba y los Llanos orientales, aunque son menos comunes en esa región. Se conocen pocos registros en el valle del Magdalena. Además no se tienen reportes en el Valle del Cauca, y solo hay un registro aislado en el Chocó. 

Para el también biólogo de la Universidad de Caldas Juan Felipe León en la charca de Guarinocito surge una particularidad.

“Es un sitio muy pajareado, muy frecuentado y siempre hemos sabido que en las márgenes ribereñas del río Magdalena y algunas madre viejas como, la charca de Guarinocito, se crean ambientes propicios para que aves acuáticas, como las garzas, encuentren sitios ideales para reproducirse y este es el ejemplo de la charca Guarinocito. Es una especie que no había sido registrada hace bastantes años, y los registros que habían no estaban bien soportados. Gracias a personas entusiastas por la observación de aves y a partir de la ciencia ciudadana se empiezan a generar estas evidencias que en un futuro van a permitir fortalecer o, al menos, llevar una base que va a servir para futuras propuestas de conservación de la avifauna caldense”. 

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La historia detrás del registro

El pensilvanense Maikol Mendoza, estudiante de Biología de la Universidad de Caldas, le narró a LA PATRIA cómo vivieron esa jornada que cerraron con broche de oro.

“Ese día pasó de todo. Salimos a las 5:00 de la mañana de Victoria hacia Guarinocito. Cuando llegamos al cruce de la vía La Dorada - Honda, justo ahí hubo un accidente: había un hombre muerto en la mitad de la vía. Fue impresionante. Eso nos retrasó y para que no se nos dañara la pajareada, decidimos dejar el carro ahí en el cruce e ir caminando hasta la charca. Llegamos como a las 8:00 de la mañana”, relató Maikol.

En Guarinocito, contó, observaron la Chauna chavaria, el ave emblema de La Dorada; un “bicho migratorio”, la reinita Cabecidorada (Protonotaria citrea), que parecía extraviada; varios martines pescadores, hasta el más raro, el enano (Chloroceryle aene), entre otras especie que tienen presencia en esa zona aledaña al río Magdalena. 

Continuó: “Llegamos a un punto, en la parte más atrás de la charca, a un caminito al que nos gusta meternos porque se ve el Nyctibius grandis, el bienparado más grande que hay. Estábamos pajareando cuando Arbeláez dijo que había una garcita por ahí. Entonces la miramos y solo se le veía como un pedazo de la cabecita, porque siempre estaba tapada y la dejamos pasar como Tigrisoma lineatum. Todos habíamos quedado seguros de que era esa”. 

El grupo siguió su jornada hasta que se volvieron a encontrar la garza y la intriga regresó.  “Estábamos todos viéndola, hasta que Juan Buitrago y yo dijimos: esa garza está como rara, miremosla bien. Empezamos a repararla, a verle los detalles porque ya estaba bien expuesta y en un lugar más visible”.

Ahí Maikol sintió la emoción de tener un registro extraordinario y empezó a decir: “Si es Agamia me muero, si es Agamia me muero”. 

Él abrió en su celular Merlín, una aplicación de la Universidad de Cornell (EE.UU.) para identificar aves. “Miré en Merlín y de una les dije sí, es esa. Empezamos a tomarle fotos y la tuvimos ahí un ratico hasta que se fue. Celebramos, nos reímos como siempre. Es mucha la adrenalina la que uno siente, la felicidad, más sabiendo que era una especie tan rara que hace tanto no se registraba en Guarinocito”. 

¿Cómo terminó la pajareada? Tomando ‘polita’ en Guarinocito, cerró Maikol. 

 

Sobre la garza agamí 

La bióloga de la Universidad de Caldas Valentina Marín explica que la garza agamí (Agamia agami) se distribuye desde México, a través de América Central y el norte de América del Sur, hasta el noreste de Ecuador. 

La Sociedad Caldense de Ornitología (SCO) entregó más datos sobre esta especie en una publicación en su cuenta de Instagram. 

Hábitat: se encuentra en bordes pantanosos de lagos y márgenes de arroyos , en medio de bosques tropicales. 

Dieta: se basa principalmente en pescado, incluyendo cíclidos (Aequidens). Espera sigilosamente e inmóvil en los bordes del agua para acechar peces. 

Tamaño: mide entre 60 y 76 cm aproximadamente. 

Estado de conservación: clasificada en estado de Casi Amenazado - NT, según la Lista Roja de la UICN.

 


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