Oscurantismo sexual
Señor director:

En LA PATRIA del viernes 6 de septiembre, el columnista Fuad Gonzalo Chacón registra con datos numéricos la censura de libros en colegios y bibliotecas públicas de Estados Unidos. El título del artículo: El abrazo del oscurantismo, expresa bien tal conducta asumida por unas comunidades antisexuales y erotófobas que han sido influenciadas por sociedades y familias educadas en marcos teóricos del judeocristianismo y el islamismo. Referencia el tema de la violencia sexual, la comunidad LGBTIQ+ y los transgénero; además, se socializan los conceptos de obscenidad y pornografía que han resultado importantes hasta para dirimir ante la justicia situaciones en las que se vulneran derechos humanos y que el maestro Helí Alzate estudió con profundidad el siglo pasado en la Universidad de Caldas y de paso dejó bien definidos dichos conceptos.
Culturalmente la sexualidad humana ha sido estigmatizada y macartizada, resultado del pensamiento antisexual que ha originado falsas creencias, de alguna manera influenciados por religiones que incidieron en el mundo occidental, provocando la prohibición del ejercicio de la función sexual humana y la función erótica. Resulta injustificable que a estas alturas del siglo XXI se sigan descalificando las actividades sexuales o el ejercicio de la función erótica con el pretexto de que es violatoria de unos códigos -mandamientos- religiosos. Siendo estudiante de la especialización en Educación Sexual, hace treinta años en la Universidad de Caldas, conocimos el incidente de un alto prelado de Manizales que había mandado a recoger en las librerías de usados los documentos que se referían a la sexualidad asumiendo el costo, y adicionalmente enviando carta a la Universidad solicitando que se prescindiera del profesor Alzate, declarándole la excomunión, con copia al profesor, quien respondió la misiva con respeto y diplomacia, argumentando en uno de sus apartes: “Es imposible física y metafísicamente la excomunión, porque yo nunca he comulgado”.
Los estudios científicos permiten cerrar la brecha entre la ciencia y las especulaciones teóricas que se transfieren a través de las creencias, fieles dispensadoras de mitos y tabúes. La obscenidad es la exhibición de los órganos sexuales o la realización de actividades sexuales en público y la pornografía es la descripción gráfica, figurativa o sonora de la obscenidad.
Rigoberto Escudero Osorio

Presidentes progresistas
Señor director:

La flamante presidente (o presidenta) de Méjico dijo hace poco que el doctor Gustavo Petro es el único presidente progresista que ha tenido Colombia. Se ve que ella no conoce nuestra historia: José Hilario López y la libertad de los esclavos, Rafael Reyes con “menos política y más administración”, López Pumarejo y la revolución en marcha, Lleras Restrepo y la transformación nacional, Belisario Betancur y “sí se puede”. Y faltan datos de otros municipios...
Ciudadano

El poder y grandeza de la empresa privada

Señor director:

Bajo la atmósfera Andi ha crecido todo lo demás: Fenalco, Acopi, Cámaras de Comercio, Asoexport,... y muchas otras agremiaciones que reúnen importantes empresas en variados sectores de actividad que han hecho grande y fuerte la economía de Colombia. El Estado, con excelencia en las políticas, ha brindado condiciones y buen ambiente para el crecimiento, pues ha tenido la convicción de que con libertades cumple mejor su papel, que no puede, porque no sabe, sustituir a la empresa privada. Si esa virtuosa convicción la llevamos al cuarto de los reblujos: fracasa el ritmo de crecimiento de la economía. El Estado por ningún motivo puede ponerse a jugar parqués con Colombia. Hay que seguir con el ajedrez. No hay que olvidar la sentencia de un experto famoso, que sigue más viva que siempre: “Tanto Estado como sea necesario, pero así mismo tanto mercado como sea posible”.

Rogelio Vallejo Obando

 

Informales con sonido propio

Señor director:
Nos van a enloquecer los comerciantes informales motorizados que ahora utilizan potentes equipos de sonido para promocionar sus productos. Primero pasa el de la mazamorra y a todo volumen dice que es la mejor del país. Luego sigue el que compra la chatarra a dos y tres pesos. Después pasa el de las arepas maduro. Le sigue el de la cacharrería china ambulante, el de las frutas, el del aguacate, etc. Le duele la cabeza a cualquiera viendo y oyendo pasar por la casa éste desfile escandaloso e interminable todos los días a mañana y tarde. Y como siempre hemos dicho: todos calladitos, empezando por quienes nos gobiernan.

Bernardo Molina Marulanda

Peor el remedio
Señor director:

Sí, porque uno encuentra por todas partes las bolsas plásticas llenas de popó de gatos y de perros. Y si antes de tomarse esta medida los parques, calles y plazas se veían saturados de inmundicias y malos olores, ahora es peor porque la gente se para en las bolsas, las hace explotar y contaminan de heces andenes, comercios y calles sin ninguna consideración. Lo malo es que todos seguimos calladitos y no aparece ninguna solución.
Bernardo Molina Marulanda

Ver que nada pasa en escalas de San Jorge
Señor director:

Cuando se viven varios años en un mismo sector, observando los cambios que se van dando en la infraestructura urbana, del cambio de casas grandes por altos edificios, reparaciones de calles, desaparición de teléfonos públicos y nuevos negocios; se ve también con tristeza que la vía -escalera del centro- de acceso a la avenida Santander continúa deteriorada, peligrosa y sin mantenimiento, en la cual vemos regularmente personas caídas al resbalar o pisar mal, debido al estado de deterioro de sus peldaños (me refiero a las del centro en zigzag); solo las escalas laterales tienen protección de barandas, y estas escalas fueron construidas con pasos más altos de lo normal por lo que las considero difíciles para quienes somos adultos mayores y con algo de problema en las rodillas, prefiriendo utilizar las más descansadas, las del centro, eso sí, posiblemente peligrosas porque no tienen barandas.
El pasado 1 de octubre ocurrió un accidente fatal. Un adulto mayor de 77 años perdió el equilibrio, y al no tener de dónde prenderse se fue de bruces, dando su cabeza de frente en un escalón. Murió de inmediato y luego rodó a la otra sección de la misma escalera; según evidenció una de las cámaras del edificio Arcobaleno. En una nota de La Patria, días siguientes, hacen comentario del fatal incidente, el redactor investiga en la Secretaría de Infraestructura de Manizales, que socarronamente responde que para eso tenemos las escalas laterales que tienen barandas. Me pregunto: ¿para quienes deseamos caminar por las que están por el centro de la calle no tenemos derecho a que las reparen y le brinden protección con barandas?
Envíe carta al señor alcalde y hasta el momento no se tiene respuesta; La comunidad del barrio San Jorge y quienes nos movilizamos a diario por esta calle escalera merecemos que la oficina a cargo y el señor alcalde inviertan en nuestra seguridad.
Albeiro Patiño Moreno

Viaje al norte de Caldas

Señor director:

Tomar la carretera hasta Aguadas es ir al norte y se considera una aventura, como si se fuera a otro país. Se dice que la carretera es mala y peligrosa, y el camino muy aburrido. No es cierto. Si se acepta lo que hay, se toma el ritmo de una carretera de montaña con sus limitaciones y algunos pasos, muy pocos, sin pavimento, y se disfruta del paisaje, el viaje es muy interesante. Pensaba hacer una parada en Salamina, luego en Pácora, dormir en Aguadas y de regreso ir a Riosucio. Salamina es un pueblo solitario, adormecido en su convencimiento de ser mucho. Una vuelta a la plaza; un café de greca antigua, excelente; una mirada detallada a su bella iglesia, que no tiene a pesar de su amplitud, columnas en medio y se conserva fiel a su origen.

Pácora estaba en Fiestas, las de Agua se llaman. Su bandera de picos es feísima, pero la exhiben con orgullo. Nos vimos inmersos en el desfile de recibimiento a las colonias, como llaman, por lo que no hubo manera de detenerse. Pudimos ver poco, la plaza estaba cerrada. Almorzamos en las afueras, donde el pescado va del estanque de agua al de aceite en un par de voliones. Al preguntarle a un motociclista por ese restaurante, solo dijo: “síganme, los llevo”. A las 4:00 estábamos en Aguadas. Café secándose al borde de la carretera, fincas sembradas con plátano y café. El pueblo es grande, limpio, pujante, activo, y en crecimiento. Hecho sobre las montañas, pero sin estar limitado por ellas ni encerrado. El hotel Entre Brumas, que habíamos reservado, es bonito, bien hecho, y bien atendido. Al decir Aguadas, se dice sombrero y se dice piononos. Abundan, pero no tanto. La atmósfera es transparente, las calles conservan aquí y allá sus casonas de antes. Algunas se derrumban, pero es inevitable, como es inevitable que se hagan comercio o parqueaderos. La estadía es grata.

Visto lo que había que ver, y vuelto a ver, como a las 10:00 de la mañana tomamos el camino a La Pintada. El paisaje es alucinante. Uno se sorprende al pensar que va al Cañón del Colorado a ver lo mismo, pero en polvo y rocas, cuando aquí es vegetación, verde intenso e inmensidad viva. Al abrir la puerta del auto, allí al lado del río Cauca, se siente el fogonazo de sus 30 y tantos grados. Vuelta en U y vamos a casa, Riosucio será para otro día... Espero que lo disfrute tanto como el viaje mismo.

Luis Fernando Gutiérrez

La muerte
Señor director:

Hace poco envié un mensaje al enterarme de la muerte de un joven de 23 años que angustió a su familia. Esto me trajo algunos recuerdos. A mis 17 años, en el centro literario del seminario Ibagué, leí un discurso sobre el tema de la muerte, que un jurado consideró meritorio ser transcrito al libro de oro para conservarlo. Pocos años después, escribí dos cuentos que mis compañeros consideraron debían ser publicados y los envié a El Espectador; ambos con el tema de la muerte: obsesión rascacielos y no he visto nacer a nadie (otro escrito para contarlos). Volví a encontrar este tema en el himno colegial que canté durante 37 años: cumpliendo con valor el deber hasta morir.
Reiteraba a mis estudiantes que lo que es una razón para vivir, es también una razón para morir. Los ideales, sueños, seres que amamos, son razón para dar la vida. La muerte es inevitable para los seres humanos. Pero ocurre algo muy significativo. Mi muerte no es ni será nunca una experiencia subjetiva. Somos conscientes de la muerte de los demás, pero nunca seremos conscientes de nuestra propia muerte; dentro de sí mismo hay una energía espiritual indestructible: “Nada se crea, nada se aniquila, todo se transforma”.
En teología se afirma que la resurrección de Cristo no es la reanimación de su cadáver. Cristo muere y resucita en la misma vivencia. No hay que decir resucitará, la energía vital permanece. Hay una analogía sencilla para pensar: el ser humano siente sed, siente hambre. Existe algo con qué calmar la sed y el hambre. El ser humano desea vivir, tiene un instinto de conservación de la vida, lucha por ella. Se protege desde niño con un instinto de vida inscrito en sus células. Y así como hay agua para la sed y alimento para el hambre, hay eternidad para este deseo de vida permanente.
Aparece el amor, que sino pretende ser eterno no es amor. Nunca dejas de amar cuando el amor es verdadero. “Hemos pasado de la muerte a la vida, cuando amamos”.
Alirio de los Ríos Flórez

¿Dónde está la Policía?
Señor director:

No se le ve por ninguna parte, sobre todo en Manizales. Como dicen las abuelitas “no se consigue un policía ni pa’remedio”. ¿Será que la mantienen acuartelada? Sería genial que esta institución fuera más visible en la ciudad y que de pronto su comandante dijera: destinemos cierto número de policías para cada comuna de la ciudad. No es por carencia de unidades, ni de presupuesto, porque la mayor parte del dinero nacional va para la Fuerza Pública.
Bernardo Molina Marulanda

Los pendientes de la Policía Nacional

Señor director:

Muchas personas no entendemos las razones para que la Policía deje de atender en forma inmediata hechos delictivos y las innumerables contravenciones a la Ley 1801 del 2016, por medio de la cual se expidió el Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana. Es inexplicable que cerca del 50% del parque automotor en Colombia carezca de SOAT; la Policía de Tránsito debe ejecutar un plan nacional para obligar el pago y la expedición de este documento. Cómo es posible que en algunas ciudades circulen motos sin placas, que en estos pequeños aparatos viajen más de dos personas y que los conduzcan menores de edad.
En las principales vías de las ciudades hace falta que la Policía controle y aplique las sanciones a los propietarios de perros que no les ponen bozales; muchas personas han fallecido por lesiones causadas por perros agresivos. Como si este problema fuera de poca monta, también vemos por las calles a perros, gatos, caballos y vacas; y lo peor ocurre con los propietarios de perros, que en muchos hogares los tienen como adorables mascotas, pero para recoger sus excrementos no son decentes.
Otro hecho para lamentar y preocupante es que observamos en integrantes de la Policía, especialmente auxiliares bachilleres, dedicados al uso de los teléfonos celulares en lugar de estar en las labores de ayuda al ciudadano y prevención de los delitos. La Policía Nacional debe impartir las instrucciones del caso para que los jóvenes auxiliares atiendan en forma primordial las labores en contra de la delincuencia, en lugar de estar a toda hora hablando o en otras acciones con los teléfonos celulares.

Jorge Giraldo Acevedo

La fotografía, peldaño para el cine

Señor director:

Nadie piensa en los orígenes o en los precursores de inventos que rodean nuestro quehacer diario. Veo pasar frente a mí un automóvil “mayor de edad”; en la parte frontal, más arriba de su vidrio panorámico ostenta una frase desafiante: ¡Yo también fui último modelo! Esta referencia me permite hablar no solo del paso del tiempo, sino de los cambios inexorables que ocurren mientras se pasa de lo antiguo a lo moderno. En este caso, de lo que en parte el cine debe a la fotografía.

El cine es un arte; el séptimo, para mayor precisión. Para que apareciera fue necesario que Joseph Nicéphore Niéce (1765-1833) inventara la fotografía, por el año 1826, más o menos. Eso prueba que un invento lleva al nacimiento de otros. Después de la fotografía hubo grandes inventos que se desarrollaron a lo largo del siglo XX: la radiofoto, la telefoto y la televisión son apenas unas pocas de sus derivaciones. Admiramos los avances logrados por el cinematógrafo, llamado simplemente cine. No nos detenemos a pensar en su invención y primeros pasos, cuando los hermanos Auguste-Marie y Louis-Jean Lumière lograron recrear la realidad, tras arduos y agotadores intentos en la fábrica de su padre, Antoine. Corrían los años 1894 y 1895. Los dos inquietos franceses obtuvieron una sustancia gelatinosa compuesta con bromuro.

Con una rudimentaria caja de 20 centímetros de lado, lograron no solo imágenes tomadas de la realidad, sino que fueron capaces de proyectarlas para dar la sensación de movimiento. El hecho ocurrió en Lyon, donde residían los Lumière. La primera película filmada por ellos muestra a los obreros de la fábrica en el momento de su salida; se conoce como ‘La sortie de l’usine Lumière à Lyon’ (‘La salida de la fábrica Lumière en Lyon’). El 22 de marzo de este año se cumplieron 129 de ese acontecimiento, pionero del cine actual. Pensemos que detrás de tanta maravilla tecnológica están los esforzados visionarios que hicieron posible el prodigio del séptimo arte.

José Alejandro Vanegas Mejía

 

Aumenta la indigencia

Señor director:

Estoy sorprendido porque en Manizales nunca había visto tanta miseria en las calles y tanto indigente durmiendo en los andenes. El número aumenta cada día, como si existiera una mano perversa que los trae con mentiras de otras localidades. Hay unos que son buena gente porque los adormece el vicio que consumen, pero hay otros que son agresivos y peligrosos. Para este delicado tema pareciera que tampoco hay ningún programa oficial, y como siempre he dicho: todos tan callados.

Bernardo Molina Marulanda

Asia, continente inmenso

Señor director:

Miremos detenidamente el mapamundi o un planisferio. Simplificando bastante, dividamos la gran Asia en cinco partes: oriental, occidental, septentrional (norte), meridional (sur) y central. Habíamos hablado de Asia Occidental o Asia Anterior. Anterior porque es la parte que está más cerca de los europeos. En esta parte se encuentran la península de Anatolia, o sea Turquía, la Gran Siria (Siria y Líbano), Transjordania (el reino de Jordania), Mesopotamia (país en medio de los ríos Eufrates y Tigris) o Irak, la enorme península Arábiga con sus “satrapías” (Arabia Saudita, los estados del sur: Yemen, Adén, Omán; los estados del golfo Pérsico: Katar, Emiratos, Kuwait), la antigua Persia (actual Irán), y Afganistán.

El Asia Septentrional es Siberia con sus lagos, taiga y tundra. Desde los montes Urales hasta los océanos Ártico y Pacífico. Donde hace tanto frío que ni calor se siente.

“En las estepas del Asia Central” es el título de una música bellísima de Alexánder Borodin, que si uno se conecta con ella, no necesita ir allá para conocer los “tanes” que fueron soviéticos: Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán, Kirguiztán y el enorme Kazajistán, desde donde Rusia lanza los aparatos orbitales tripulados por valientes y arriesgados cosmonautas.

Las cordilleras del Hindu Kush y del Himalaya nos permiten visualizar el Asia Meridional: el subcontinente indio (Pakistán, India, Bangladesh o Bengala) y la antigua Indochina (Asia sudoriental): Birmania, Thailandia, Camboya o Cambodia, Laos, Vietnam y Malasia o Malaca.

En el Asia Oriental se inscriben Tibet, Mongolia (partida políticamente en dos, interior o china y exterior o independiente), Corea (dividida también), Manchuria (medio japonesa y medio china, pero perteneciente a China) y la propia China.

La mesa de Pamir y los desiertos de Kum, Tarim o Takla Makan y Gobi están repartidos entre varias naciones.

¿Cómo definir el estatuto geográfico de Indonesia (Sumatra y Borneo), Nueva Guinea, Filipinas y Japón? Se los considera países asiáticos, pero dada la realidad de que son islas, lo más razonable es adscribirlos en Oceanía. Esta última denominación respondería al hecho de ser el conjunto de islas que se bañan o en el Pacífico o en el Índico.

Un profesor

 

Sobre el nuevo presidente del Once

Señor director:

Qué bueno sería que el nuevo presidente del Once Caldas sea una persona que quiera el equipo, que sepa de fútbol, que sea de la ciudad, y que se preocupe por sacarlo adelante. Los hinchas así lo queremos, esperamos que siga bien como va este semestre, y que podamos verlo en un certamen internacional.

Laura Franco

Nuestros niños de fin de semana

Señor director:

Los políticos tienen clara la prioridad de los derechos fundamentales de los niños. No obstante, parece desvanecerse con el transcurrir de los días posteriores a las campañas en el ejercicio administrativo, que con el efecto de grandes obras priorizan la agenda del devenir público. Al final, “lo que se vea, es lo que se hizo”. Pareciera que, cuando hablan de niños se asume que sus derechos están garantizados y que la necesidad del presupuesto puede ser parte solo de las agendas de las grandes obras de cemento.

Los recursos públicos son finitos, en especial para entes territoriales que enfrentan profundos problemas de endeudamiento público. Sin embargo, la prioridad en la inversión se sustenta en la Constitución, en especial en los derechos fundamentales. Cuando un mandatario, como ordenador del gasto, se sienta con su equipo de gobierno a definir la ejecución del presupuesto, no tiene una discrecionalidad absoluta; es decir, no es libre de decidir a su antojo qué obras realizar en el territorio. Siempre tendrá un límite en los derechos fundamentales. Esta situación obliga a los concejos, las asambleas y al Congreso de la República, encargados de aprobar los presupuestos.

Nos encontramos con una dura realidad en Colombia, las madres solteras, muchas con empleos nocturnos y de fin de semana, que dejan a sus hijos solos en casa o al cuidado de vecinos. Niños a merced de la suerte, esperando que la vida les cuide y les proteja. Estas vulneraciones deben activar a los órganos garantistas de los derechos humanos, y proponer las acciones constitucionales que recuerden a los mandatarios que los recursos públicos deben priorizarse en lo más sagrado: los niños. No podemos ser indiferentes e indolentes ante estas realidades; nuestros niños están en mayor riesgo cada día, y los recursos públicos parecen alejarse de ellos.

Sergio López Arias