Cambio en Federación ONG de Caldas
Señor director: 

La Federación ONG de Caldas se complace en anunciar un cambio en su dirección ejecutiva:
Tras 10 años de un liderazgo destacado a cargo de David Ricardo Martínez Dallos, quien ha dejado una huella imborrable en nuestra organización, damos la bienvenida a Alejandra Ramírez Robledo como la nueva directora ejecutiva. Los resultados en términos de estabilización, incidencia y posicionamiento desde la gestión realizada por David Ricardo, son invaluables. Agradecemos su desempeño y labor realizada y reconocemos los múltiples logros alcanzados por la organización desde el mérito de su liderazgo.
Alejandra Ramírez Robledo aporta más de 15 años de experiencia trabajando en el ámbito público y privado con organizaciones académicas, sociales y culturales tanto a nivel departamental como nacional. Actualmente, se desempeña en la dirección ejecutiva de la Federación ONG de Caldas, siendo una voz reconocida en el sector por su compromiso y visión estratégica.
Este año, desde la Federación ONG de Caldas se propone fortalecer aún más su compromiso con los procesos de proyección social. Con un enfoque en la articulación y participación activa de las diversas organizaciones no gubernamentales del departamento, buscando consolidar alianzas estratégicas que promuevan el desarrollo integral y sostenible de nuestra comunidad. La experiencia de Alejandra y su profundo compromiso con el entorno local y nacional serán pilares fundamentales para alcanzar los objetivos y continuar el legado de excelencia que ha caracterizado a nuestra Federación.
Federación ONG de Caldas.

¿Dónde están los directivos del Once? 
Señor director: 

Qué tristeza que nuestra ciudad no cuente con líderes que no dejen pasar por alto fechas tan memorables como aquel día en que nuestro Once Caldas conquistó, no solo para Manizales sino también para Colombia entera, la Copa Libertadores de América. 1 de julio de 2004
¿Por qué no se programó un partido de fútbol, aprovechando que el lunes 1 de julio era festivo? Nos ilusionaron tiempo atrás con que se iba a traer el Boca Juniors con el que se disputó la final aquel glorioso 1 de julio de 2004. ¿Dónde están los directivos del equipo, la Administración municipal y demás líderes? Qué tristeza, como dice Mario César Otálvaro, que el “Once Caldas se volvió negocio particular”.
Fernando Marín

Las muletillas empobrecen la comunicación
Señor director: 

Es indiscutible que periodistas, locutores, cronistas, relatores y comentaristas con acceso constante a los medios de comunicación están obligados a velar por la pureza del idioma, a aplicar lo correcto de la lengua, la riqueza inagotable de la buena comunicación, la coherencia entre las partes, sin vicios ni barbarismos; por lo mismo, deben alimentar, diariamente, la cultura de un pueblo, que en ocasiones usa la procacidad desenfrenada, la manifestación sucia, la vulgar coprolalia, los extranjerismos innecesarios y los neologismos acomodados ignorantemente, como aperturar, recepcionar y direccionar, etc., sin sentido, sin plenitud en lo dicho y escrito.
De un tiempo para acá, se cayó en “LA TEMATITIS” que se reitera, sin cansancio, al sacar la palabra TEMA de su real significado; se usa a toda hora, se imita y copia, se volvió pobrísima muletilla; la usan sin ton ni son; se afea la expresión, se emplea sin propiedad, muchas veces sobra, se vuelve postiza y se convierte en un comodín inoficioso, vacío, torpe, gastado... Veamos ejemplos: “Jugó sin nueve y el tema funcionó”; “hoy con variaciones por un tema de carga física”; “se suspendió el partido de exhibición de Federer por tema de toque de queda”; “se ha movido el tema de la boletería”; “no llevo a Borré por el tema de copa libertadores”; “le duele el tema de levantarle el balón”; “nos preocupa el tema de la lluvia que cae sobre Manizales”; “para que se reponga en el tema del talón de Aquiles”; “esos guerrilleros se involucraron en el tema del narcotráfico”, y ... Se corrigen, suprimiéndola, simplemente.
Quiero, porque me duele el mal empleo de la lengua, reclamarle el compromiso a un grupo de pacientes en estado comatoso que he escuchado y comprobado, frecuentemente, para que piensen, mediten y corrijan porque emplean y extienden como epidemia una palabra rica que se empobrece por el uso inapropiado, vacuo y sin sentido. Tema es la idea central de un texto, de una película, de un libro, de una conferencia, de una clase, de una charla, de una homilía, es su asunto. Ahora, además, se puso de moda y crece “como verdolaga en playa” la argentinitis (“estamos en la previa del partido”, “vivimos el previo”, “llegué recién”).
Muchos cronistas y comentaristas se imitan, se copian y vuelven el idioma una pintoresca colcha de retazos. Tienen a los argentinos, no precisamente a los cultos, como su norte y faro, y olvidan y desconocen, al parecer, que cometen innumerables gazapos y barbarismos al hablar. Temo, de verdad, para terminar, que llegue el día en que pronunciarán de manera ridícula, afectada y postiza la “ye” y la “elle” como lo hacen “los humildes habladores” del sur, sur.
Jorge Clemente Jiménez Fernández

Quisquilla con don Efraim
Señor director: 
En La Patria del martes 16 de julio, don Efraim Osorio refiríendose a  la figura literaria  epímone escribe: “los pobres tienen muchas necesidades, necesidades ni Guespéu ni nadie remediarán”. Algo suena mal, hace falta la palabra ‘que’ entre los vocablos necesidades y ni.
Rigoberto Escudero Osorio
 

Sueños de un soñador
Señor director:

Me acosté a dormir bajo la trémula carpa de un país llamado Colombia. Soñé que los ángeles de la paz rociaban agua bendita sobre cada uno de los hijos de esta patria con hisopos de amor hasta empapar todo su sacrosanto cuerpo con hálito de sinceridad y de gloria. Soñé que entre los hijos de esta Nación, florecían ramos de convivencia llenos de solidaridad, bienestar y convivencia. Soñé que de su interior brotaban ramos de fraternidad con el rocío de amaneceres, adornando la cúspide de su maternidad, cubriendo con el manto mágico de su infinita grandeza el cuerpo mortal y vulnerable de cada uno de sus hijos. Soñé que un halo de justicia brotaba de su impoluta aureola, llenando aquí y allá todos los espacios de una tierra que nos pertenece a todos. Soñé que la guerra fratricida había terminado y que las cruces en los cementerios eran juegos fatuos de infaustos tiempos sepultados por el inexorable paso de los años.
Soñé que los politiqueros de otrora, fantasmas sangrientos de un ayer “inexistente”, de un estado febril, habían lavado su conciencia dando paso a una generación de seres humanos nuevos en la arcadia feliz en un mundo lleno de anhelos y esperanzas. Soñé que los corruptos se habían ahogado en el mar inmenso de su avaricia, en el veneno de su propia maldad, en el tósigo de su propia insensatez y villanía. Soñé que las discordias, enfrentamientos y luchas por el poder, se habían transformado en armonía y en un frondoso árbol lleno de frutos para todos los colombianos.
Soñé que todos como hermanos nos sentábamos en la misma mesa a saborear el dulce pan amasado con amor por las manos benditas de una madre común que llamamos patria. Soñé que nos podíamos desplazar sin temores, sin acariciar peligros, por las vías seguras de nuestro recorrido por las avenidas de nuestra existencia sin pensar siquiera que los intrusos de la maldad hurtaran los espacios sublimes de la tranquilidad. Soñé que la justicia salía a pasear por todos los senderos sin meandros, ni escondrijos mostrando la rectitud de su conciencia sin dilaciones, ni sesgos, ni parcialidades.
Soñé que una educación de verdad sacudía el interior de nuestro cerebro irrigando sabiduría, sembrando nuevos amaneceres con destellos de renovación y de transformación, formado ciudadanos que enriquecían el devenir de una pujante y enhiesta generación que cambiaban la oscuridad de una Colombia que ha vivido en la tinieblas de su ignorancia pregonando igualdad y equidad para todos sin exclusiones.
Soñé que una mano tierna y dulce acariciaba mi rostro con la suavidad y el olor de una diosa mañanera y…, mis ojos se fueron abriendo con lentitud dejando de percibir el aroma encantado de una noche de placidez, soñando irrealidades en una Colombia pletórica de sueños, de anhelos, de utopías… Pero, así te seguiremos amando hasta la muerte bajo el cielo celeste de una hermosa patria.
Elceario de J.Arias Aristizábal

Cantón y el artículo
Señor director:

El Papel Salmón del 22 de junio presenta una página bajo el título Bicentenario en Cantón. Al leer ese título los lectores informados piensan que se refiere a la gran ciudad china. Para referirse al antiguo cantón de Supía el título debió ser Bicentenario en EL cantón.
Como escribió Benjamín Franklin, “un descuido puede causar agravio: por falta de un clavo se perdió la herradura, por falta de una herradura se perdió al caballo, por falta del caballo se perdió al jinete”. Y sigamos: por falta de un jinete se perdió la batalla; por la derrota en la batalla se perdió el reino.
Un profesor
 

Relevo en La Patria
Señor director: 

Los lectores y suscriptores agradecemos al doctor Jorge Hernán Botero Restrepo su excelente gestión y auguramos al doctor Santiago Villegas Yepes muchos éxitos.
Atentamente,
Padre Jaime Pinzón M.

Cambio climático
Señor director:

Estamos buscando el ahogado río arriba con respecto al daño ecológico a la madre tierra. Responsabilizar al cambio climático de ello y sus consecuencias, es ligero, una verdad a medias, escondiendo la causa principal que es la presencia del dióxido de carbono (CO2)expelido a la atmósfera por la combustión de la energía fósil, o sea, de los derivados del petróleo: la gasolina y el gas, que potencian ese calentamiento nocivo al medio ambiente e incluye la polución. El cambio climático es el resultado del aumento de la temperatura en el planeta, pero no la real potenciadora de la contaminación ambiental, que nos pone a hacer cuentas del fin de vida en el planeta.
La causal del CO2, cuyo proceso consiste en que se dispersa en la atmósfera, es el aumento de la temperatura media global cerca de 1 grado celsius en el último siglo, y, hace añicos el clima. Este calentamiento provoca sequías de fuentes de agua, ríos, lagos, humedales; también se generan inundaciones, y, los polos derritiéndose provocan cambio en los océanos, afectándose flora y fauna marina. Por contaminación ambiental mueren 7 millones de personas anualmente. 
Preocupa y duele que el país sustente su economía en la exploración del petróleo y producción de gasolina para motos, carros y aviones que finalmente provocan la producción del CO2, no van a entrar en desuso, mientras no haya otras fuentes que reemplacen eficientemente sus economías. Otras consecuencias son el racionamiento de energía eléctrica que se origina a partir del agua en movimiento, -energía hidráulica- que está en los embalses y las lluvias escasas hacen que se presente el déficit. De manera inusual está pasando que en algunos lugares del planeta llueve copiosamente en un lapso de un día, más que en meses o hasta años, hecho que se relaciona con el calentamiento global. 
Las energías renovables no aparecen en las proporciones que se requieren, los carros eléctricos no son de fácil acceso por sus costos; mientras tanto seguimos rumbo al “matadero”, que parece abreviarse con conflictos como los que suceden en el medio oriente entre Israel y Palestina, o, más al norte entre Ucrania y Rusia. Líderes y empresas productoras de gasolina y gas, están en el deber, tal vez obligación, de tomar decisiones puntuales que permitan la suspensión de tan nefasta práctica. 
Rigoberto Escudero Osorio

La política y el arte de engañar
Señor director:

En el escenario mundial, la política a menudo se ha comparado con un juego de ajedrez, en el que cada movimiento es calculado y cada pieza es valiosa. Sin embargo, más allá de la estrategia y la diplomacia, existe un elemento que ha persistido a lo largo de la historia: el arte de engañar. Desde los tiempos antiguos hasta la era moderna el engaño ha sido una herramienta utilizada por líderes y políticos para alcanzar sus objetivos. Ya sea a través de promesas vacías durante las campañas electorales o mediante la manipulación de la información para controlar la percepción pública, el engaño se ha arraigado en la práctica política.
La manipulación de la verdad es una táctica común en la política. A menudo, los hechos se distorsionan para adaptarse a una narrativa conveniente, dejando a los ciudadanos en una neblina de incertidumbre. En la era de la información, en la cual las noticias falsas y la desinformación son rampantes, discernir la verdad se ha vuelto más desafiante que nunca. Colombia, una nación con una rica historia de lucha y resiliencia, se encuentra en un momento de polarización política y de incitación peligrosa a la confrontación de clases; en vez de dedicarse a sanar las heridas de un conflicto armado, está abriendo nuevos e impredecibles frentes de batalla.
En Colombia, el engaño político no es un fenómeno nuevo. Sin embargo, el actual clima político ha exacerbado esta práctica a nuevos niveles. Con elecciones a la vista, cada jugada de ajedrez se examina a la luz del enroque para evitar el jaque mate. La narrativa política ha oscilado entre dos polos: la vida y la muerte. Esta dicotomía se refleja en cómo los políticos son percibidos y presentados ante el pueblo, unos como símbolos de vida, esperanza y renovación, y otros como símbolos de muerte y miseria. Tristemente son lo mismo los unos y los otros, solo políticos manipuladores.
La Constitución de 1991, aclamada por su gran apertura democrática, no ha sido ajena a este fenómeno. A pesar de sus avances significativos, la realidad política y social refleja una brecha entre los principios consagrados y su implementación efectiva. Esto ha llevado a cuestionar si las intenciones originales han sido desvirtuadas por intereses particulares o si simplemente han sido superadas por desafíos contemporáneos. La violencia y la desigualdad socioeconómica, la corrupción y la necesidad de una democracia participativa más efectiva, el centralismo vs. la autonomía regional, la crisis de la democracia representativa y el desprestigio de los partidos tradicionales, muestran la enorme brecha entre el ideario y la realidad, en esta batalla por imponer sus narrativas.
Luis Rubiel Alzate Usma

La sinceridad

Señor director:

La sinceridad es la cualidad de obrar y expresarse siempre con la verdad, sencillez y honestidad, sin fingimientos o segundas intenciones. Es una cualidad moral de connotada importancia, fundamentada en el respeto y el apego a la verdad como valor esencial en todas las relaciones con los demás, empezando con nosotros mismos. Una persona sincera es aquella que dice y actúa conforme a lo que piensa o cree, no tiene dobleces, intenciones ocultas, no trata de intrigar ni perjudicar a nadie. Siendo sinceros generamos confianza, demostramos honestidad y transparencia. La sinceridad total y el culto pleno a la verdad también resultan molestos para algunas personas. Infortunadamente no a todas horas se puede decir lo que se está pensando, el exceso de sinceridad o sin moderación puede ser mal visto o resulta hiriente. A veces no podemos ser sinceros para no afectar la relación que tenemos con las personas. De hecho, la justificación de las llamadas mentiras piadosas obedece precisamente a la necesidad de evitar expresar cosas que pueden lesionar de manera indeseada, de ahí que se requiere tacto y cautela.

Álvaro Alzate Usma

Julio 14

Señor director:

... el día se saldó con el triunfo de Alcaraz, con el de España, y el de Argentina... derrota no: derrota la de los colombianos falsificando boletas, destrozando, trepándose por los muros, arrasando ebrios todo al paso... “es que estoy en otro país, pero sigo siendo colombiano” respondió uno de ellos que se escondía -delincuente al fin- en una camiseta argentina, pero lo traicionaba el hablado.

El subdesarrollo mental que hablamos, el alma petrista que habla de construir “patria” a partir de la guacherna, la primera línea, la pobreza económica y mental, el apoyo a los bandidos. Hoy es “día cívico”, la ciudad está callada y solitaria, para mamar gallo también somos buenos. 

Se agradece el triunfo del otro: si el equipo hubiese ganado se recogerían en todas partes decenas de muertos y habría gran cantidad de destrozos. La justificación usual es que se trata de “algunos desadaptados”. No, no aplica, es lo contrario; se trata de una total adaptación a la mentalidad local, sembrada y aupada desde lo más alto de la llamada pirámide social. 

Luis Fernando Gutiérrez Cardona

Autopista metálica

Señor director:

La controversia surgida hace muchos años por el conocido como terraplén del café podría desaparecer si miramos otras alternativas. Qué tal si cambiamos el modelo de Robledo por un aeropuerto que utilice como pistas unas vías fabricadas en acero, a manera de puentes sin barandas. La idea no es nueva, pues ya existe en otros lugares del mundo con un éxito inigualable. 

Un puente tipo autopista permitiría el aterrizaje y el decolaje de cualquier tipo de avión , grande o pequeño. Olvidémonos, pues, de mover más tierra y de darle millonadas a los ladrones disfrazados de expertos e ingenieros. Repito: montemos en Palestina una autopista metálica de los metros que queramos y ¡listo...! 

Bernardo Molina M.

Revivir La Nubia 

Hace días quería escribirles acerca del aeropuerto La Nubia, y ahora que leo lo que escribió el señor Bruno Seidel me parece muy oportuno mi aporte e intervención. Hace un par de meses visité a las 9:30 a.m. el aeropuerto para enviar una encomienda a Montería por la única empresa que presta el servicio allá: CLIC. Fui el primer cliente en llegar al aeropuerto, increíblemente a las 9:30 de la madrugada, sí parece un chiste de mal gusto, pero a esa hora apenas prendían equipos para el primer vuelo que llegaba a las 11:00 a.m. mas o menos. Era el único cliente, habían cerca de 8 vigilantes y como solo era poner una cajita pequeña me parquié afuera, donde también era el único coche en el aeropuerto, parecía un aeropuerto del oeste, muy solitario y fantasmagórico.

Me estaban atendiendo mientras arrancaban los computadores, por lo cual no era necesario usar el parqueadero para tan corta visita al sitio, además con cero de congestión para un aeropuerto que prácticamente empieza a operar casi al mediodía. Ya le había dicho el funcionario de Clic a la chica vigilante que nos diera 5 minutos para despacharme, que igual no estaba obstaculizando a nadie, pero vaya sorpresa cuando llegó el DOTOR gerente, sin saludar a nadie y lo primero que hizo fue decirle muy molesto a la vigilante que llamara a Tránsito para que me partiera y remolcara mi vehículo. Solo pensé en aquellos tiempos de la gerencia de don Reynerio Cuartas, cuando una vez llegué al aeropuerto y se me había quedado el ticket para volar y le dijo a la niña de Avianca: “Yo pago el tiquete del señor si no lo encuentran en el sistema mientras se aclara el asunto”, a lo que la niña le dijo: “Tranquilo que con la cédula tenemos” y así fue. 

No me queda más que invitarlos a que lean este aparte de hace más de 10 años en el que gracias a un chico de colegio de intercambio de Bogotá se logró que la aerolínea alemana LUFTHANSA volviera al país y les sirva para que hagan algo por esta ciudad en compañía de nuestro reelegido alcalde que también viene de ocupar el Ministerio de Transporte.

Óscar Felipe Torres Jurado

A modernizar La Nubia

Señor director:

Completamente de acuerdo con el columnista Eduardo Garcia Aguilar en su nota de Café y Aerocafé para el ministro Bonilla, publicada el domingo 7 de julio. El 28 de junio envié una carta a su periódico en la cual expreso la necesidad de modernizar La Nubia, porque Aeropalestina no lo veremos jamás.

Debemos pagar la deuda del gran daño que se le hizo a Palestina y destinar estos terrenos para devolver su naturaleza inicial y crear allí el Centro Ecológico y Científico Internacional, como lo propone el columnista, y otros servicios que dinamicen su maltrecha economía.

Ahora la tarea no es competir con Matecaña. Tenemos que pensar como región. Pero dotar nuestro aeropuerto La Nubia de las radioayudas modernas que existen para mejorar sus condiciones de operación. Es uno de los mejores aeropuertos del mundo, en el patio de la casa. Quitemos el estigma que han creado alrededor de él. Seguiremos insistiendo sobre esta iniciativa.

Herman Estrada Mejía, presidente Sociedad de Mejoras Públicas de Manizales.

Mala imagen

Señor director: 

Qué rabia, qué vergüenza da ver cómo los colombianos actuaron como vándalos, igualitos a la primera línea, destruyendo todo a su paso en el estadio de la final del partido de fútbol entre Colombia y Argentina. Quedó borrada la buena actuación del equipo, y lo peor, la del presidente de la Federación y su hijo. Si eso fue sin ganar, tumban el estadio donde ganemos. Ojalá los deporten. Personas así son una mala imagen para el país y por su culpa nos discriminan a todos.

Laura Franco

Vergüenza total en la final de la Copa América

Señor director: 

Ante todo, felicitar a la Selección por el honroso subcampeonato en la Copa América. Los lunares: Ramón Jesurún presidente de la Federación Colombiana de Fútbol y vicepresidente de la Conmebol, quien en compañía de su hijo se agarraron verbal y físicamente con la Policía, terminando presos y multados. Aducen maltrato policial al negarles la entrada por el túnel a Jesurún plenamente identificado. Afuera del estadio, la mayoría colombianos y algunos argentinos, armaron una batalla campal porque no abrieron las puertas a tiempo. 

¡Cuánta vergüenza!. Si por allá llovía, acá en Colombia no escampaba. En los parques de Bogotá también los desadaptados se enloquecieron con un saldo de cuatro muertos y cientos de heridos. Tarjeta roja para la seguridad en el estadio de Miami. Ahora nuestra Selección seguirá su camino por las eliminatorias rumbo al Mundial 2026 en Estados Unidos, Canadá y México. 

Helena Manrique Romero

Migrantes sí, pero buenos

Señor director:

Todos los seres humanos tenemos el derecho a dejar nuestro país para buscar nuevos horizontes, aunque sea en tierras extrañas y lejanas con miras a tener una mejor calidad de vida, que traduce en bienestar. Todos los seres humanos tenemos derecho a dejar nuestras raíces y radicarnos en otros lugares soportando la xenofobia que aún subsiste y que es difícil de erradicar en algunas comunidades que siguen siendo cerradas y excluyentes.  

Es cierto que la mixtura de razas y comportamientos son factores difíciles  para una buena convivencia. Pero también es cierto que los migrantes, cuando son buenos, traen riqueza o ayudan a construirla, dan ejemplo con sus buenas costumbres, hablan de su  país de  origen. No se puede ignorar que muchos paìses desarrollados lo son, en parte, porque sus condiciones particulares están predispuestas para crear desarrollo y han sido aprovechadas con  ingenio, creatividad, inteligencia empresarial con la ambición de crecer y llegar a ser grandes en el contexto nacional e internacional. 

No se puede negar que los migrantes han aportado su vocación de trabajo con honradez y agradecimiento pensando y actuando con rectitud, porque así todos ganamos. Lo que no se puede aceptar es que muchos migrantes aprovechan las leyes internacionales que de alguna manera los protegen para salir como gitanos, a veces con menores prestados para despertar conmiseración y vivir a expensas de la generosidad de  personas que siendo buenas, terminan graduándose de incautas e inocentes.

Muchos zánganos terminan abandonando lo que tienen para dedicarse a “turistiar” porque les resulta más fácil, aunque no la pasen muy bien. Otros dicen ser perseguidos  y en sus países ni siquiera pertenecen a partidos políticos y tampoco han tenido ninguna participación, porque no han ejercido sus derechos con el voto. Otros nunca han trabajado y quieren vivir a expensas del Estado, exigiendo subsidios (limosnas políticas) y cuando no les satisfacen sus pretensiones, entonces “pasemos la frontera que allá es más bueno”.

Ni qué decir de quienes se dedican a vivir de la delincuencia,  la ejercen allá y donde llegan, porque esa es su profesión. 

Sí, que lleguen pero personas buenas, que ayuden a construir riqueza, desarrollo y prosperidad; no aquellos que se suman a la delincuencia, que harta tenemos, agravando los problemas de inseguridad en el país. Esos migrantes que se queden en su tierra y nos dejen en paz. Que lleguen sí, pero personas buenas. 

Elceario de J. Arias Aristizábal